La izquierda no oficial cubana ante el 20 de noviembre: opciones y dilemas

 ¿Debe marchar la izquierda no oficial cubana el 20 de noviembre? ¿Debiera manifestarse, pero no el 20 de noviembre? Si lo hiciera ¿Qué demandas debiera llevar?

por Frank García Hernández

 

El llamamiento a la manifestación del 20 de noviembre, convocada por el colectivo Archipiélago, provocó que la izquierda no oficial cubana tenga la urgente disyuntiva de si participar o no en esta marcha.

Lo cierto es que, en la convocatoria de Archipiélago no se hacen explícitas las  necesidades inmediatas de las amplias mayorías que conforman la clase trabajadora cubana. Las masas que salieron a protestar el pasado 11 de julio fueron impulsadas básicamente por la grave carencia de los alimentos, los medicamentos y en contra de la desproporcionada cantidad de tiendas en moneda libremente convertibles; lo cual impacta de manera negativa en el acceso inmediato de las mayorías a productos básicos. No pocas familias cubanas se ven en la disyuntiva de almorzar o cenar; muchas veces, esta sola comida carece de carne y no por un vegetarianismo voluntario.  

Es lógico que los reclamos de Archipiélago se limiten a ir contra la violencia política. Los firmantes tienen satisfechas las condiciones básicas para comer tres veces al día. Algo similar sucede con la mayoría de los intelectuales en La Habana quienes por lo general centramos las críticas en nuestra primera necesidad: la libertad de expresión. La intelectualidad necesita de la libertad de expresión para poder existir y muchas veces artistas e intelectual no piensan igual que el gobierno.

Por tanto, el origen de los reclamos por la eliminación de la censura y en general por la libertad de expresión, guarda un origen económico. Con esto no se trata de demeritar las nobles ideas de quienes luchan contra la censura. Solamente estamos ante un hecho repetido desde los orígenes del capitalismo cuando nacía la intelectualidad como un sector social libre del mecenazgo de la realeza, y por tanto, necesitada de ingresos económicos al menos regulares.

La convocatoria de Archipiélago a la manifestación del 20 de noviembre pudiera ser interpretada también, como un apoyo al derecho de la clase trabajadora a manifestarse para exigir su bienestar económico. Sin embargo, de manera explícita, estos reclamos no son materializados en el llamamiento de Archipiélago. Tampoco somos los intelectuales marxistas quienes nos hemos percatado de las carencias objetivas de las mayorías. Sumergidos en nuestras necesidades de libertad de expresión y movidos por un ideal abstracto del bienestar de las mayorías, los intelectuales marxistas cubanos tendemos a exigir -en el mejor de los casos- la construcción de un socialismo en libertad. Sin embargo, en este reclamo abstracto tampoco las mayorías ven representadas sus necesidades inmediatas.

¿Qué medidas debiera llevar entonces la izquierda cubana no oficial, como parte y representante de la clase trabajadora, si decide también salir a manifestarse? Porque ¿de dónde nace sino el movimiento socialista y anarquista, sino es para defender y aumentar los intereses de la clase trabajadora y no de la burguesía, o lo que algunos llaman eufemísticamente: sector privado de la economía?

Los trabajadores del sector privado, específicamente de los servicios, no gozan de ningún principio legal que les otorgue un salario mínimo. Por tanto, en aras de obtener mayores ganancias, al propietario del negocio –o sea: el burgués- tampoco le interesa otorgarles este derecho a sus trabajadores. Disfruta así el burgués de trabajadores a los cuales puede explotar sin siquiera tener la obligación de retribuirles con un salario mínimo.

¿Por qué el llamado Consejo para la Transición Democrática, el cual apoya la manifestación del 20 de noviembre no hace énfasis en las necesidades inmediatas de la clase trabajadora y en los derechos de quienes laboran en el sector de la economía privada? Por el contrario, el Consejo para la Transición Democrática hace énfasis en los derechos del sector privado, en compensar las expropiaciones, la libertad de empresa, reclamando además un “proceso de privatización”, la “promoción de la iniciativa privada”, la “privatización del transporte público” y, por si fuera poco, la “reducción del empleo estatal”.

¿En cuál de estos puntos gana la clase trabajadora? ¿Cuántos de los miles de trabajadores que salieron a la calle el 11 de Julio serán beneficiados por el resarcimiento a los burgueses y latifundistas perjudicados por las expropiaciones de la Revolución?  ¿Cuántos millones de trabajadores cubanos se convertirán en propietarios de negocios? ¿A dónde irán a parar los miles –sino millones- de desempleados cuando se reduzca el empleo estatal? Debemos agradecer al Consejo para la Transición Democrática que haya hecho público su programa económico y político. Ya sabemos de qué va el Consejo para la Transición Democrática. Los miles de manifestantes del 11 de Julio no salieron a protestar exigiendo privatización y desempleo.   

No. La izquierda cubana no oficial no debe participar de la manifestación  del 20 de noviembre, marchando con quienes pretenden implantar en Cuba un capitalismo neoliberal. Aunque Archipiélago no asume el programa económico Consejo para la Transición Democrática, si la izquierda no oficial cubana cierra filas con la manifestación del 20 de noviembre, lo estará haciendo con quienes pretenden desemplear y privatizar. El Consejo para la Transición Democrática apoya y estará en la manifestación del 20 de noviembre. No es con ellos con quienes debe estar la izquierda no oficial cubana, sino con la clase trabajadora, de quien forma parte y representa. Sin embargo, esto no impide que la izquierda no oficial cubana debe apoyar el justo e inicial reclamo de Archipiélago, así como su derecho a manifestarse.

Sí: la izquierda cubana no oficial debe exigir y ejercer de manera ordenada y apegada a la legalidad, el derecho a la manifestación pública. Ejercer la manifestación pacífica es un derecho, según reza la Constitución, algo que se ha explicado en no pocos medios de prensa cubanos. Uno de los argumentos por los cuales se reprimieron las manifestaciones del 11 de Julio fue porque, según el Gobierno, estas protestas eran violentas ¿Qué sucedería si la izquierda no oficial se manifestara pacíficamente con retratos de Marx, Rosa Luxemburgo, Lenin, Trotski, Che Guevara y Fidel exigiendo inmediatos derechos a la clase trabajadora? ¿Cuáles demandas debiera proponer la izquierda no oficial cuando se entregue la carta al Gobierno provincial, si es que decide salir a manifestarse otro día y no el 20 de noviembre?

Como parte y representante revolucionaria de la clase trabajadora, si la izquierda no oficial cubana decide manifestarse –partiendo de que no desfilará el 20 de noviembre-, debiera presentar las siguientes diez demandas:

1.   1-Reducción de la cantidad de tiendas en moneda libremente convertible.

2.  2-Reducir la cantidad de los productos básicos ofertados en las tiendas en moneda libremente convertible, para que estos se comercialicen en las tiendas en moneda nacional.

3. 3- Mayor abastecimiento a las tiendas en moneda nacional.

4.4-Beneficiar a los sectores de bajos ingresos con la reducción de precios de los productos ofertados en la libreta de abastecimiento.

5.5-Beneficiar a los sectores de bajos ingresos con la reducción de los precios de los medicamentos.

    6-Beneficiar a los sectores de bajos ingresos con la reducción de los precios de la tarifa de la electricidad.

7.  7-Beneficiar a los sectores de bajos ingresos con la reducción de los precios de la tarifa del gas.

8.  8-Reducción del precio del transporte público, principalmente en aquellos lugares donde ha aumentado considerablemente como en La Habana donde la tarifa ascendió un 500 %.

9.  9-Derecho a un salario mínimo a los trabajadores del sector privado.

1 10-Garantías legales y económicas a los trabajadores del sector privado que pierdan su empleo.

Estos son reclamos básicos, necesarios e inmediatos para el bienestar de la clase trabajadora cubana y no la privatización, ni la reducción de empleo. Que la clase trabajadora cubana contemple orgullosa a su izquierda no oficial.