La lucha en Cuba por los derechos de las personas LGBTIQ ni de lejos ha logrado su victoria definitiva. Sobre todo, las personas trans siguen siendo discriminadas. La situación de las mujeres trans continúa estando marcada por la segregación y por verse obligadas a ejercer el trabajo sexual. En medio de una economía en crisis y un muy limitado apoyo por parte del gobierno, para las personas trans es cada vez más difícil lograr los cambios estéticos que sienten necesarios. El activista Daniel Triana denuncia en este artículo el fallecimiento de una chica trans quien por no tener las condiciones básicas falleció tras colocarse implantes mamarios de silicona.
Por Daniel Triana (tomado de su perfil en Facebook)
La noticia del fallecimiento de esta joven por unos implantes de silicona clandestinos es muy triste y me dejó pensando varios días sobre el tema de las cirugías estéticas y las mujeres trans en Cuba.
La gran mayoría de las mujeres transgénero que conozco quieren ponerse senos. Las que lo han podido hacer experimentan una gran euforia de ver y sentir su cuerpo de una manera bella, sensual y femenina. Es un paso muy importante y afirmativo en su transición corporal, les eleva la autoestima y las hace, en resumen, un poco más felices. Es lo que he percibido en esas mujeres que conozco.
Ahora bien, en Cuba cómo pueden acceder a implantes mamarios? Probablemente a través del CENESEX o con contactos en el Ameijeiras, pero es realmente accesible para todas las mujeres trans? Seguramente no.
Como todos sabemos en Cuba el ejercicio de la medicina de manera privada es ilegal, aún más cualquier tipo de cirugía. Entonces cuál ha sido la solución de muchas personas (ya no solo transgénero) que quieren recibir estos servicios? El sector clandestino. Incontables personas se han aumentado labios, pómulos, mandíbula, senos, glúteos en clínicas improvisadas, ilegales, secretas. Muchas veces sale bien, otras no tanto.
Historia personal: En el 2018 quise rellenar mis labios, un amigo se lo había hecho y me pasó el número del doctor. En ese momento creo que el servicio de inyectables aún no era muy público como ahora que se promociona ampliamente. Tampoco había, como ahora, redes sociales de todos los negocios donde ver con transparencia toda la información pertinente. La clínica, aunque céntrica y bastante limpia y organizada, parecía clandestina aún.
Llego y el chico me explica que me iba a inyectar ácido hialurónico, producto muy amigable con los tejidos del cuerpo y que es reabsorbible: en 6 meses/1 año se disolvería solo y tendría que rellenarme nuevamente. Me inyectan y al cabo de un par de años seguían igual, sumado a otras especificidades del relleno que no viene al caso contar.
Un día mi amigo me comenta que lo que el muchacho ponía no era ácido, era biopolímero (silicona): un producto no reabsorbible, que es hostil a los tejidos y que migra, o sea, que va corriéndose a otras zonas cerca de donde se inyecta. Muchas personas terminan retirándolo con cirugía por estética o incluso por salud. Luego me enteré de que yo no era ni la primera ni la última persona a la que él había engañado.
En mi caso todo salió bastante bien (a corto plazo), me gustó el resultado y he estado con ese relleno por siete años, aún así ya me lo quiero retirar. Pero, por supuesto, el tema de los senos es más complicado y peligroso.
La demanda de este tipo de procedimientos no va a desaparecer mágicamente, es parte de la vida. La prohibición del ejercicio privado de muchas actividades (no solo médicas) hace que se ofrezcan de manera clandestina, sin la supervisión de organismos que velen por parámetros de seguridad y calidad. Esas personas tampoco pagan impuestos, no se les puede legalmente reclamar por engaños o malos procedimientos, pero sí se arriesgan en muchos casos a la cárcel por ejercer.
En más de medio mundo por supuesto que eso está solucionado. Uno puede ejercer cumpliendo todos los estándares y aportando a la sociedad desde donde puede y es útil.
Las cirugías estéticas clandestinas en Cuba surgen no por capricho, sino por una necesidad. El Estado cubano no garantiza estas cirugías que dignifican, sí, la vida de las mujeres transgénero, y de muchas otras comunidades. Entonces si no pueden cubrir esa demanda: dejen que las personas lo hagan. Que las clínicas se legalicen, que cumplan los requisitos y que pueda la gente ofrecer y recibir un servicio que cambia esas vidas para bien.
Mucha luz en su viaje a Popó, la chica de la foto. Que nadie más tenga que fallecer por una cirugía clandestina
