Entrevista exclusiva a Jorge Altamira: "en Argentina la ultraderecha no tiene apoyo de masas"





"Una operación política posterior a la primera vuelta convirtió al ultraderechista Milei en el candidato del expresidente Macri", afirma Jorge Altamira, líder del partido argentino Política Obrera, en esta exclusiva para Comunistas Cuba. El análisis del principal partido trotskista que no forma parte del Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad es una pieza fundamental para comprender la totalidad del actual escenario político argentino. A esto debemos agregar que Jorge Altamira es una de las más importantes figuras de la historia del trotskismo. 

Al mismo tiempo, el público cubano debe tener en cuenta que para enero de 2022 Altamira encabezó un acto de protesta ante la embajada cubana exigiendo la liberación de los presos políticos del 11 de Julio.  Agregamos que Jorge Altamira fue uno de los expositores invitados al 2do. Encuentro Internacional León Trotski, celebrado en Brasil el pasado agosto y ya había sido panelista en el evento que Comunistas Cuba y la Editorial de La Paz coordinaron en homenaje al 80 aniversario del asesinato de Trotski. Agradecemos al compañero Marcelo Ramal, precandidato presidencial de Política Obrera sin el cual no se hubiera podido realizar esta entrevista.


Comunistas CubaPolítica Obrera fue la única organización trotskista de representación nacional que llamó a votar en blanco en la primera vuelta. Sin embargo, en el acto político del martes 18 de octubre,  Marcelo Ramal especificó que Política Obrera es una corriente que llama a votar en blanco pero no es votoblanquista.  ¿A qué se debió entonces que ustedes adoptaran una posición votoblanquista?

Jorge Altamira: Sencillamente, nuestro partido, Política Obrera, no sostiene una posición de boicot en las elecciones que tienen lugar en los estados constitucionales. Nuestro voto, por lo tanto, constituye una delimitación de las fuerzas que concurren a estas elecciones. Se trata, fundamentalmente, del peronismo y del Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad (FIT-U). El primero, que se encuentra en el gobierno, representa los intereses del gran capital, tomado en su conjunto, aunque se alinea con tal o cual de las fracciones de ese capital en función de las alternativas que plantea la decadencia y la crisis del conjunto del régimen histórico presente.

En cuanto al FIT-U, se ha convertido, por su programa y su conducta cotidiana, en una filial de la burguesía nacional. Ha estrangulado, a través de luchas faccionales, la posibilidad de ser un canal de independencia política del activismo, para convertirse en una picadora de carne de los cuadros de izquierda. En el ballotage ha elegido una vía sinuosa para apoyar a Massa, como lo señalan todos los medios de opinión y los círculos de izquierda. Es claro que sería contrarrevolucionario de nuestra parte promover que se refuerce con esta política en el Congreso. 

La etapa del ballotage ha dejado expuesta una agudización de la crisis política, de modo que apoyar y votar a alguno de sus dos protagonistas significaría operar como rescatista de la política patronal, de sus partidos en disolución y del Estado.  


Comunistas Cuba: Ante la segunda vuelta en Brasil, entre Lula y Bolsonaro, usted llamó a votar por Lula para derrotar al fascismo. Ahora que en esta segunda vuelta Argentina se encuentra ante el posible triunfo del ultraderechista Javier Milei, ¿Qué postura tomará Política Obrera? ¿Llamará a votar contra Milei o continuará llamando a votar en blanco? 

Jorge Altamira: El voto por Lula en el segundo turno electoral fue una decisión política conjunta de todo nuestro partido. No tenía el propósito, ni remoto, de “derrotar al fascismo”, porque esto no es posible por medio del sufragio.  En Brasil no había, tampoco, un régimen fascista sino un gobierno paramilitar con ropaje constitucional, que se apoyaba en parte en milicias políticas criminales. Como ocurre en la generalidad de estos casos, la preocupación de la IV Internacional siempre ha sido acompañar la experiencia de las masas, que en este caso era poner fin electoral y constitucionalmente  al gobierno paramilitar. No actuar de este modo, separarnos de un anhelo potencialmente revolucionario, hubiera significado autoproscribirnos políticamente. El acierto de nuestra caracterización, la única señalada en estos términos claros, se manifestó en las elecciones mismas, cuando la Policía Caminera (Rodoviaria) bloqueó el transporte de votantes anti-Bolsonaro, y luego con el golpe proto fascista con apoyo militar del 8 de enero.

En Argentina, la ultraderecha es una fracción emergente del capital financiero, sin sustento militar ni apoyo de masas reaccionarias movilizadas. No existe en el país una tendencia popular al fascismo; los mismos votantes de Milei repiten que no están de acuerdo con su programa – sólo lo votan por repudio a la politiquería criolla. Massa, por otro lado, no canaliza a las masas, ni en las urnas ni en las calles, como lo revela el espantoso retroceso electoral del peronismo. En Argentina, hay que acompañar a las masas en su desconfianza hacia el peronismo; hay que profundizar esa desconfianza. Lo contrario sería contrarrevolucionario.

Por otro lado, una operación política posterior a la primera vuelta convirtió al ultraderechista Milei en el candidato del expresidente Macri. Es una alteración política singular, porque Massa ha sido un socio de Macri, entre 2013 y 2018, en la tarea de desbancar del gobierno al kirchnerismo y en asentar, luego, esa sociedad en el nuevo gobierno de derecha. La política burguesa transcurre en un pasadizo, por donde transitan todas las metamorfosis imaginables e inimaginables también.  

En medio de la guerra de lesa humanidad desatada por el sionismo contra el pueblo de Palestina, Massa ha dado su apoyo in-con-di-cio-nal al estado sionista. Su conversión a candidato oficial del sionismo en el ballotage fue sellada por un abrazo contundente con el líder del sionismo en Argentina, con otro abrazo con el embajador norteamericano y con el saludo fraterno de la embajadora de Israel. En este escenario, cabe agregar que el Partido de los Trabajadores Socialistas ha puesto un esfuerzo especial en señalar que condena la acción militar de la guerrilla de Hamas en el sur de Israel.  

 

Comunistas Cuba: ¿Qué opinión tienen ustedes sobre el desempeño del FIT-U en estas elecciones? 

Jorge Altamira: Desde el punto de vista del resultado electoral, el FIT retrocedió en forma ostensible, luego de haberse proclamado tercera fuerza en las elecciones pasadas; la crisis descomunal de Argentina fue capitalizada por la derecha, aunque en forma harto precaria, no por el FIT-U.  No registró un aumento de votos de las primarias a la primera vuelta, como habría correspondido por la ausencia de otros partidos de izquierda. De nuevo, no ha sido canal político en la crisis; ha dedicado su mejor energía a una batalla destructiva de insultos en las primarias, obsesionados por obtener el mejor puesto en las listas electorales. Este es un rasgo inconfundible del arribista. En el campo sindical ha seguido, de conjunto, una política conservadora, de adaptación al Estado. Sus dirigentes  sindicales acompañan en forma pública la consigna "no vote a Milei", que es la contraseña oficial del voto a Massa.  Definitivamente, las expulsiones de mil doscientos militantes del Partido Obrero, en 2019, por parte de un aparato de militantes rentados, ha tenido un efecto demoledor sobre el FIT. Luego de esa expulsión, fue incorporado al FIT el Movimiento Socialista de los Trabajadores, considerado por todo el mundo como un grupo de centroizquierda. La mayor parte de los integrantes del FIT-U apoya la guerra de la OTAN contra Rusia.

El aparato del Partido Obrero ha sustituido el planteo histórico del Partido – construir un partido obrero – por la creación de “un movimiento popular con banderas socialistas”. El planteo es movimientista - la actividad es todo, el objetivo es nada -, por un lado, y demagógico por el otro, porque desnaturaliza al socialismo, que es la dictadura del proletariado, por una insignia, como hacen tantos grupos y partidos que añaden la palabra socialismo a su nombre. 

 

Comunistas Cuba: Aunque pudiera parecer fuera de contexto, siempre se impone una pregunta sobre Cuba. ¿Cuál es la valoración de Política Obrera ante la Cuba actual? 

Jorge Altamira: Nos comprometemos a responder largamente a este interrogante histórico fundamental, porque en esta ocasión no se da, como dices, el contexto adecuado. La cuestión de la Revolución Cubana ha hecho irrupción en la bancarrota del aparato del PO y el FITU, cuando estos sostuvieron que una revolución socialista puede ahorrarse el tránsito de una revolución proletaria y de una dictadura (transitoria) del proletariado. Esta tesis infundada fue planteada durante dos décadas por el llamado “morenismo”. Ahora ha sido transmutada al “movimiento popular con banderas socialistas”. Los partidarios de este enfoque llaman a votar al sionista Massa, aunque algunos pretendan disfrazarlo con una fraseología disparatada.

Como consecuencia de la mayor dislocación del régimen político, el voto en blanco atraerá al ballotage a un número mayor de votantes, debilitando el mandato de gobierno del candidato capitalista que gane.