El pasado martes 2 de diciembre fue presentado en la Librería del Fondo el libro Cuba: una historia crítica (1959-2025), autoría de Frank García Hernández, con prólogo del historiador argentino Alejandro Horowciz y publicado por Marea Editorial. El panel que acompañó a Frank García estuvo conformado además de Horowicz y la directora de la editorial Constanza Brunet como moderadora, por Jorge Altamira, referente histórico del trotskismo argentino; Christian "Chipi" Castillo, dirigente del PTS y diputado vigente; el productor cubano Ricardo Figueredo y el también habanero Juan Pin Vilar, director del polémico documental La Habana de Fito, hoy uno de los más prestigiosos cineastas del país.
Altamira, quien tomó primero la palabra, se centró inicialmente en analizar la crisis regional provocada por la latente amenaza de invasión yanqui a Venezuela, la resistencia palestina y el genocidio en Gaza. Además defendió su tesis de que la Revolución cubana no fue socialista sino pequeñoburguesa, debido a que según él, la clase obrera no tuvo participación ni control del proceso revolucionario.
El siguiente panelista fue Alejandro Horowicz quien se centró en el principal aporte del libro: es la primera historia de la Revolución cubana y su burocratización hasta la actualidad realizada por un marxista cubano formado en Cuba que no reproduce el mito oficialista del PCC. Horowicz recordó que uno de los principales mitos que se ataca en el libro es la idea de que Fidel Castro siempre fue marxista, cuando incluso todavía en 1959 era un confeso nacionalista con tintes de izquierda. Lo cierto es que hasta el momento la historiografía producida en Cuba, si bien cuenta con autores críticos -ya sea Fernando Martínez Heredia o Julio César Guanche-, la misma condición del vivir bajo censura, más filiaciones políticas, generó que no fuera posible realizar una historia del proceso cubano que fuera desde 1959 pasando por la protestas del 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura, las masivas manifestaciones del 11J hasta la actual crisis política. Es por ello que Cuba: una historia crítica (1959-2025) ha cobrado una rápida relevancia entre el público interesado en el tema.
Continuó el debate Chipi Castillo, centrándose en el carácter de la Revolución cubana y cómo el autor del libro emplea a Trotsky -sobre los conceptos de la revolución permanente- para comprender el tránsito del proceso cubano. El dirigente del PTS volvió a insistir en el valor que tiene un libro producido desde el marxismo cubano, pero no desde el oficialismo para comprender el proceso revolucionario y su burocratización. Castillo insistió en que la Revolución cubana, a pesar de haberse burocratizado rápidamente, sí fue una revolución socialista, marcando una diferencia teórica con Jorge Altamira. Téngase en cuenta que la caracterización del proceso cubano ha atravesado al trotskismo internacional, existiendo, además de las mencionadas, posturas tan diversas como la de Tony Cliff, Roberto Sáenz o Nahuel Moreno.
Por su parte, Ricardo Figueredo se refirió directamente a los presos políticos del 11 de julio, recordando que raíz de estas protestas y las otras manifestanciones que continuaron a lo largo de los siguientes años, ya se encuentran condenados aproximadamente mil ciudadanos cubanos. Además, Figueredo señaló que todo lo logrado por la revolución se fue abajo con la represión gubernamental a las protestas del 11J.
Juan Pin Vilar, quien fuera el último panelista en intervenir, hizo un recorrido por la controversial historia del estalinsimo cubano, afirmando que estos -el PSP- no eran necesarios para hacer la revolución. Además, Juan Pin hizo énfasis en los estrechos vínculos del estalinismo cubano con Fulgencio Batista. El cineasta cubano recordó el pacto del PCC con el dictador Gerardo Machado a quien le garantizaron que detendrían la huelga general a cambio de la legalización del partido. Al respecto, Frank García recordó que quienes continuaron la huelga fueron los trotskistas, agrupados entonces la Oposición Comunista, logrando la caída de Machado. Juan Pin se refirió también a que tras la partida del Che Guevara de Cuba ya la revolución perdió todo rumbo rebelde, pero que al mismo tiempo el guerrillero argentino no tenía gran fuerza política dentro del ejecutivo como para poder detener el rumbo estalinista.
Vale decir que tanto Juan Pin como Figueredo señalaron que los panelistas argentinos tenían una "visión romántica" de la Revolución cubana. Sin embargo, debe recordarse que Jorge Altamira encabezó una protesta frente a la embajada cubana exigiendo la liberación de los presos del 11J y en el mismo sentido Chipi Castillo, Romina del Plá, Pablo Almeida y otros dirigentes del Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad sostuvieron en abril de 2024 una reunión con el representante diplomático de La Habana en Argentina. Es necesario señalar que la delegación del FITU intentó continuar los diálogos con la embajada cubana para lograr la liberación de los presos del 11J, pero no volvieron a recibir respuesta.
Al final, Frank García contó brevemente cómo fue el proceso de creación del libro, señalando además que no concordaba con la caracterización hecha por Jorge Altamira de la Revolución cubana. Sucede que si la Revolución cubana fue pequeñoburguesa entonces la pequeñoburguesía fuera una clase social. En el libro se explica detalladamente cómo fue el proceso de transición política, es decir, el tránsito de una revolución constitucionalista a socialista.
Para concluir, hubo un breve ciclo de preguntas y respuesta. El músico argentino Luis Mihovilcevic preguntó si llegó a existir un bloqueo de la Unión Soviética al gobierno cubano para presionarlo a que se plegara a los lineamientos de Moscú. Ante ello, Frank García respondió que sobre todo en 1965 Brezhnev redujo al máximo la colaboración económica con Cuba y que incluso el dirigente cubano proveniente del PSP, Lionel Soto, en sus memorias citadas por Rafael Acosta, consideró que el país se vería sometido a un "doble bloqueo": el de Estados Unidos y la URSS. Además, recordó que en 1973 la organización cubana Partido Obrero Revolucionario (trotskista) fue reprimida al punto de que sus miembros decidieran disolver la agrupación. Por su parte, María Santucho, intelectual argentina quien se radicó durante décadas en Cuba, preguntó si en Cuba las medidas aperturistas de mercado son apoyadas y por qué. Frank García argumentó que el gobierno cubano ha logrado tras décadas de propaganda establecer la idea de que solo hay dos salidas: el capitalismo o el modelo establecido por el PCC, forcluyéndose así en la sociedad la salida revolucionaria, es decir, el control de la clase trabajadora sobre los destinos del país. Ante ello, si las mayorías constantan que el modelo estatizado burocrático al que identifican como socialista ha fallado y no se plantean la salida del control obrero, entonces caen en apoyar al capitalismo. Vale apuntar que Constanza Brunet, en las breves lecturas de fragmentos del libro que hizo entre panelista y panelista, centró su selección en el dilema de con qué revolución se siente identificada la juventud cubana cuando ve un gobierno dirigido por el PCC, pero que no aplica medidas en favor de la clase trabajadora.
En menos de 24 horas el lanzamiento del libro obtuvo más de tres mil vistas en la cuenta de Instagram de la Librería del Fondo, colocándose entre los videos más reproducidos de esta cuenta. La próxima presentación tendrá lugar el viernes 19 de diciembre a las 19 horas en la librería El Zócalo, ubicada en la esquina de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires -Santiago del Estero y Carlos Calvo-, donde Frank García estará acompañado por Pablo Almeida, dirigente sindical de Izquierda Socialista, Federico Winokur, referente del Muevo MAS y Francisco Farina, coordinador del libro Vivir sin tener precio, compilación de ensayos sobre Cuba, pero estos enfocados desde una visión cercana o completamente alineada con el PCC. La actividad promete polémica.
