Los platillos voladores, el proceso de la materia y la energía, la ciencia, la lucha revolucionaria y obrera y el futuro socialista de la humanidad

J. Posadas





Publicamos hoy el famoso artículo de J. Posadas sobre los ovnis. Miles de personas hablan acerca de que Posadas creía en los ovnis: no estaban erradas, pero la gran mayoría de esas personas no han leído el texto donde el dirigente trotskista argentino habla sobre los extraterrestres.

Posadas dice en este célebre y casi desconocido artículo: “Todas las noticias sobre ovnis (objetos voladores no identificados) en las distintas partes del mundo coinciden. (...) Creemos y aceptamos que estos seres existen. La mayoría de las personas que los han visto dicen que son seres normales (...). Muchas personas ya han visto ovnis”. 

Esto es lo que ha trascendido: la creencia de Posadas en los ovnis, pero no es una idea que nació de la nada. El origen de este polémico artículo se debe a un debate nacido dentro de la misma organización trotskista argentina que dirigía Posadas: el Partido Obrero Revolucionario (POR). El obrero argentino Dante Minazzoli, alto dirigente de la Internacional Posadista y protagonista de los orígenes del trotskismo en Argentina, fue quien insistentemente defendió la existencia de los extraterrestes. Estos peculiares planteamientos de Minazzoli -quien era el más cercano colaborador de Posadas- generó una polémica con Guillermo Almeyra, también alto miembro de la dirección del POR. Ante ello, Posadas prácticamente se vio obligado a "aclarar" cuál era la postura partidista respecto a la posible existencia de los extraterrestres, para terminar apoyando los planteos de su amigo Minazzoli.

Quizá ese fue el error de Posadas: especular sobre algo que, al menos hasta ahora, no tiene más fundamento que hipótesis incomprobables, la mayoría provenientes de charlatanes, delirantes o estafadores. Sin embargo, aunque si bien es difícil comulgar con este artículo de Posadas, al mismo tiempo es un texto que pretendió dar un enfoque marxista sobre la existencia de vida inteligente en otros planetas.

Un detalle a no perder en cuenta es el año y el mes en que Posadas escribió este artículo: junio de 1968. Es decir, no habían pasado ni dos meses de esa gran rebelión que no terminó siendo revolución: el Mayo Francés. Eran momentos rupturistas, donde Mao encabezaba la llamada Revolución cultural, en Cuba se realizaba el antidogmático Congreso Cultural de La Habana, las guerrillas surcaban Latinoamérica y en Checoslovaquia se pretendía construir un “socialismo con rostro humano”. Evidentemente este artículo de Posadas -a quien se le pueden hacer otras muchas críticas- estaba influenciado por aquellos momentos de radicalismo y vanguardismo. 

También es necesario tener en cuenta que cuando Minazzoli lleva a debate la posible existencia de los extraterrestres y Posadas escribe este polémico artículo, la carrera hacia el espacio cósmico estaba muy presente en la sociedad. Los novedosos viajes al cosmos no solo eran un tema propicio para la divulgación seudocientífica, sino que fueron uno de los aspectos más simbólicos de la Guerra Fría: la batalla entre la Unión Soviética y Estados Unidos por la conquista del espacio cósmico fue una pelea que solo terminó con la desaparición de la URSS. El auge de los viajes al cosmos también trajo consigo -desbordándose en algunos- la pregunta de si existían o no los extraterrestres. 

Como es sabido, el partido trotskista cubano -POR(t)- se había adherido a la Internacional Posadista. Sin embargo, debido a que en 1965 habían sido fuertemente golpeados por la represión y a que su prensa fue decomisada en sucesivas detenciones, se desconoce la postura del POR (t) acerca del artículo de Posadas sobre los ovnis. Tal vez el POR (t) asumió que los problemas de la Revolución cubana les eran más urgentes que debatir sobre la posible existencia de extraterrestres. Además, a pesar del insistente Minazzoli, el abordaje de Posadas acerca de los extrarrestres prácticamente se limitó al artículo que hoy publicamos. Lejos estaría Posadas de imaginar que sus planteos acerca de los extratrerrestres tendrían tanto impacto en la cultura popular. Pero Posadas tampoco imaginaría que por este artículo él prácticamente terminaría siendo reducido a un trotskista ufólogo -reduccionismo al cual no pocos tontos lanzan a todo el trotskismo-.

Para una mayor comprensión de quién fue Posadas y el posadismo, recomendamos la entrevista que Jacobin Lationaomericano realizara al joven historiador estadounidense A.M. Glittiz, titulada Ovnis, delfines y marxismo. Glittiz, quien participó en el 1er Evento Internacional León Trotski realizado en La Habana en mayo de 2019, es el autor del recomendado libro I Want to Believe: Posadism, UFOs and Apocalypse Communism -Quiero creer: posadismo, platillos voladores y comunismo apocalíptico-, un texto el cual trata con gran objetividad esta temática.

Una de las razones por las cuales el artículo de Posadas sobre los ovnis es casi desconocido se debe a lo difícil de acceder a este texto. A duras penas se logra encontrar este texto en inglés o en francés, así que por primera vez en décadas se hace una traducción al español del polémico artículo de Posadas sobre los ovnis. La traducción es del artículo original publicado en Marxist International Archive, el cual fue facilitado por uno de nuestros camaradas en Santa Clara y traducido por nuestro activo militante Yosvani Malagón Crespo. 

En Comunistas Cuba ni somos posadistas, ni creemos en la existencia de ovnis, aunque tampoco negamos rotundamente que tal vez haya vida inteligente en otros planetas. Sin embargo, este no es un tema que nos preocupa, ni debatimos sobre él. La publicación de este artículo en Comunistas Cuba se hace con la intención de ayudar a que nuestro público tenga una idea amplia de las polémicas que de una manera u otra han atravesado al marxismo en general y al trotskismo en particular.

Más allá de las obvias diferencias teóricas e ideológicas, la lectura de este texto es imprescindible para toda aquella persona que quiera tener una idea exacta de qué dijo Posadas sobre los ovnis y no seguir repitiendo simplemente alguna broma o la consigna estalinista -pero de cierta manera divertida- “No son marcianos ni luces de colores, son los trotskistas con sus platos voladores”.


Los platillos voladores, el proceso de la materia y la energía, la ciencia, la lucha revolucionaria y obrera y el futuro socialista de la humanidad

J. Posadas


La vida puede existir en otros planetas, en otros sistemas solares, en otras galaxias y universos

El paso de la materia del estado inorgánico al orgánico podría producirse de forma diferente a como se produce en la Tierra, de modo que la energía podría utilizarse de manera más eficaz. Aquí, apenas sabemos aprovechar el petróleo y, de forma muy limitada, la energía nuclear de que disponemos. Ellos, por el contrario, pueden estar en vías de explotar toda la energía existente en la materia. Pueden utilizar toda la energía que aún no sabemos emplear en la Tierra y transformarla en luz. Puede ser que la materia esté organizada de otra manera en otros sistemas planetarios o galaxias, en infinitas combinaciones y en formas totalmente diferentes a las que conocemos en la Tierra. No podemos imaginar cómo es, pero podemos imaginar muy bien que puede haber una organización de la energía infinitamente superior a la que tenemos aquí. En la Unión Soviética han descubierto un rayo infinitamente más rápido que la luz, algo totalmente nuevo.

Es posible que este mismo rayo se haya descubierto en otros planetas hace millones de años y ya se haya utilizado. Mientras nosotros tardamos X tiempo en ir de un continente a otro, ellos quizá lo hagan en medio segundo. La concepción de la vida y la organización de la materia están determinadas por todas estas cosas. Esta energía debe contener una propiedad y una fuerza infinitamente superiores a todo lo que conocemos. Podemos concebir un ser que, con sólo levantar la mano, pueda producir luz, atraer energía hacia sí, alejarla y organizarla. Es posible. Estamos acostumbrados a ver y concebir la vida en la Tierra, en el sentido comercial de la propiedad privada, el sentimiento de posesión, que es la base del desarrollo social antes de la llegada del Estado obrero. Es esto lo que determina la finalidad de la vida y su relación con otros planetas. Cuando planean un viaje a otro planeta, lo hacen para ver cómo explotarlo y dominarlo, porque la ciencia está sometida a quienes pagan por ella. La ciencia no es independiente.

No es lo mismo que cuando se planta una planta, cosechar lo que se quiere de ésta. En este caso, aunque estemos sometidos a la naturaleza, nosotros determinamos lo que ocurre. La ciencia, por el contrario, está sujeta a quienes la financian. Los astrónomos, los físicos, ¿dónde deben ir a buscar el material para sus investigaciones? No pueden hacerlo sin dinero. No son, como individuos, lo bastante ricos para pagar esas cosas y además arreglárselas. Es el Estado capitalista, o incluso el Estado soviético, el que tiene los medios para pagar. Pueden así instalar sus equipos, pero limitan sus capacidades a los intereses capitalistas o a las limitaciones burocráticas impuestas por la dirección del Estado obrero. Por eso nuestro conocimiento de la física, de la materia, de la astronomía está todavía en una fase embrionaria. Aún no tenemos un conocimiento real de lo que existe. Corregimos constantemente la base misma de los descubrimientos, ya sea de Newton, de Einstein o de todos los demás. Las formas y combinaciones de la materia son infinitas. Hay fuerzas en ella que no utilizamos. Debemos descubrir la fuerza de lo que es posible hacer. La fuerza que nos permite levantar los brazos se llama "energía cinética" ¿Por qué esta energía? ¿Qué es lo que impulsa la actividad de las células? No hay ninguna fuerza exterior. Es un movimiento interno ¿Qué es esta fuerza? La fuerza que impulsa el movimiento es una fuente de energía, que debe tener una forma primaria de desarrollo incluso antes de levantar el brazo, porque ya existe la capacidad que nos permite concebir, en nuestro espíritu, la necesidad de levantar los brazos.

Un erudito japonés llegó a una conclusión, bastante parecida a la nuestra, sobre los terremotos: dijo que era criminal desperdiciar la energía producida por estos sismos. Es posible fabricar un sistema de perforación de la Tierra -como una especie de radar- que mida todos los movimientos, los gases que hay dentro de la Tierra, sus desplazamientos interiores debidos a los gases o a las rotaciones del Sol y de la Tierra, de los que los científicos aún no son conscientes. El erudito japonés también dijo que podíamos predecir, contener y, de hecho, hacer uso de esta energía. Lo mismo dijimos con ocasión del terremoto chileno de 1961.

Los conocimientos científicos siguen siendo limitados en lo que respecta a la comprensión de la organización de la materia que ha permitido una determinada forma de vida y reproducción en la Tierra. Nuestra capacidad científica está limitada como consecuencia de las posibilidades desaprovechadas de dicho estudio, además de estar limitada por la falta de medios financieros. Son los capitalistas quienes disponen de esos medios. Tienen intereses capitalistas. Se trata de una limitación muy importante.

Además, nuestra capacidad y audacia para realizar nuevas observaciones están limitadas por la concepción del mundo establecida por la apropiación y utilización de la propiedad. Nuestros conocimientos están limitados por intereses particulares y prejuicios sociales. Este es evidentemente el caso, por ejemplo, de los trasplantes de corazón. La mentalidad capitalista impide a la burguesía tener perspectiva, le impide interesarse por el mundo y limita su audacia para observarlo. Si tuvieran audacia y resolución, se darían cuenta de que se han desviado y de que su existencia ya no se justifica. Sus intereses les limitan y les encierran. Ponen los mismos límites a la ciencia, la química y la medicina. Por el contrario, no hay ninguna razón para que esto sea así en otros planetas.

La lucha de clases no tiene por qué existir. En la Tierra, por el contrario, el proceso de la historia se ha desarrollado así. No hay ninguna razón para que ocurra lo mismo en otros planetas. La organización de la sociedad podría adoptar formas infinitamente superiores, sin lucha ni antagonismos. No hay razón para luchar. Si los seres de otros planetas nos vieran, dirían, asombrados: '¡Oh! Se pelean por un coche, se disparan, se matan'. Para ellos, la muerte no existe. Aquí, sí. La noción de muerte, de extinción de la materia o de las células no es la misma en todas partes. Para los elefantes, la vida dura 260 años. Para los seres humanos, 100 (y una media de 70-80). Si el elefante puede vivir 260 años, es porque la organización de la materia, en esta forma, permite una vida tan larga. Pero, ¿por qué no podemos imaginarnos vivir tanto tiempo, con una forma diferente a la del elefante? Sin trompa... ¿por qué no? No sabemos si existen seres en otros sistemas o galaxias, ni cómo están constituidos.

Pero creemos que podrían existir. Es posible que vengan seres a estudiar en la Tierra cómo es la vida aquí, seres que partieron de sus hogares hacia la Tierra hace un millón de años. Para nosotros, eso corresponde a un millón de años. Pero para ellos es una cifra insignificante, una cantidad normal. Es muy posible que no estén sujetos a nuestra noción del tiempo. El tiempo siempre ha sido y sigue siendo una noción recogida por una sociedad dividida en clases. Esta sociedad necesitaba medir el tiempo para explotar la naturaleza. De ahí esta división del tiempo.

De lo contrario, no tiene razón de ser. Ciertamente, tenemos que ocuparnos de los periodos de tiempo, el clima y las estaciones: primavera, verano, otoño, invierno. Pero no hay razón para que haya estaciones en otros planetas ¿Por qué tiene que llover? Aparte de esto, el tiempo no tiene importancia. Este interés por medir el tiempo es relativo a la naturaleza, a sus efectos sobre la vida, al efecto de la energía sobre el organismo y a las fechas de vencimiento y facturación. En otros planetas, no hay ninguna razón para que esto sea así. Por ejemplo, nadie tiene que pagar deudas en un plazo determinado ni necesita un trasplante de corazón. Un ser de otro planeta que viera una operación de trasplante de corazón diría "¿qué es eso que están haciendo?". La noción que tenemos del origen de la vida es algo que hemos aprendido.

Pero cada año se introducen correcciones en ella. Por ejemplo, la fecha de aparición del ser humano en la Tierra: al principio se hablaba de hace 500.000 años, luego de un millón y ahora de que el primer antropoide apareció hace unos 17 millones de años.  

La concepción dialéctica de la historia

Todas las noticias sobre ovnis (objetos voladores no identificados) en las distintas partes del mundo coinciden. Hay muchas coincidencias, y no todas son exageraciones. Creemos y aceptamos que estos seres existen. La mayoría de las personas que los han visto dicen que son seres normales; y las personas que hablan de ellos dicen que no creen en fantasmas ni espíritus. Muchas personas ya han visto ovnis. El general MacArthur, ese asesino yanqui, dijo a propósito de la desaparición de un avión que había chocado con un objeto extraño: "tal vez nosotros -junto con los soviéticos- tengamos que hacer la guerra contra un enemigo que llega de fuera de la Tierra". Pero una conciliación de este tipo tiene sus límites. Al capitalismo no le interesan los ovnis y, como tal, no investiga sobre ellos. No tiene interés en ocuparse de estos asuntos porque no pueden reportarle beneficios, ni son útiles al capitalismo. Pero la gente ve en los ovnis la posibilidad de avanzar y progresar. Esto acelera así la caída de la burguesía, mostrada en toda su inutilidad. Todas las personas que dicen haber visto extraterrestres, ovnis, coinciden en que estos seres no les han asustado, y que se han hecho entender, sin utilizar un lenguaje audible, mostrándoles que no pretenden hacerles daño. No provocan un sentimiento de alarma, sino de serenidad. Crean sensaciones de suavidad, flexibilidad, armonía, tranquilidad. No inspiran ningún miedo. Deben emitir una sensación de seguridad por sus movimientos, por su porte facial o de otras maneras. Ninguno de los que los han visto ha dicho "me han asustado, me han dado miedo". Al contrario, despiertan un sentimiento agradable, de respeto. Deben emitir algún tipo de rayos que provoquen esta sensación, si es que existen. Ninguno de los que los han visto ha dicho que les hayan atacado. No han mostrado ningún interés por atacar, violar, robar, poseer: han venido a observar.

Partiendo del hecho de la existencia de seres extraterrestres, podemos aceptar que los ovnis también existen. Hay que esperar a tener más pruebas. Es posible que hayan aparecido, aunque también es posible que haya habido mucha fantasía, exageración o deducciones místicas por parte de quienes los han visto. Pero hay testimonios de personas que parecen reflexivas. Ni el sistema capitalista ni la burocracia [en los estados obreros] tienen interés en investigar este tema, porque no pueden sacar de ello ningún beneficio comercial, político o militar. El socialismo, por el contrario, sí tiene interés en ello, y también las masas. El capitalismo se siente inferior frente a un sistema que considera superior. La gente saca la conclusión de que el capitalismo no sirve para nada. Dicen '¡Mira eso! Y tú, ¿para qué sirves?". La clase dominante se siente disminuida. Si pudiera sacar un beneficio militar de ello, llevaría a cabo investigaciones. Pero el capitalismo intenta, por el contrario, difundir la impresión de que eso es fantasía, para que la gente no piense que existen formas superiores de relaciones y que el capitalismo es incapaz de alcanzar ese nivel. El Estado obrero actuará de otra manera, porque tiene un interés objetivo en desarrollar el socialismo. Pero en cualquier caso, los hechos están saliendo a la luz a pesar de las cortinas de humo, porque ya ha habido muchos testimonios. Los círculos dirigentes capitalistas, los químicos, los militares, ocultan los hechos. Pero toda la información sigue publicándose -en medio de toda la preocupación actual por la guerra, las revoluciones, la preparación del ajuste final de cuentas entre el capitalismo y la revolución mundial, las constantes huelgas de rabia contra el sistema capitalista, las ocupaciones de fábricas, de universidades, de tierras- porque estas cuestiones preocupan al mundo entero. A pesar de todas estas otras preocupaciones, la gente se interesa por los ovnis.

No sabemos qué forma adoptan, ni su número, pero deben existir, de lo contrario no aparecerían así. Hay razones suficientes para que los capitalistas no inventen estos asuntos. Podrían intentar utilizarlas para distraer la atención. Pero todo esto va en contra de sus intereses. Podrían desviar la atención hacia un hecho concreto. Pero no hacen más que aumentar la certeza de la gente de que los capitalistas no son buenos. Además, toda esta preocupación por los ovnis no detiene las huelgas ni las ocupaciones de fábricas ni las revoluciones, ni el avance hacia el socialismo. La preocupación por estudiar estos fenómenos aún no se ha desarrollado en los estados obreros, dada la concentración de la gente en salir adelante y porque la burocracia oculta estos asuntos. Ciertamente, oculta una gran cantidad de investigaciones que se han llevado a cabo en los estados obreros. La gente vería formas de existencia superiores a las actuales. El socialismo, por el contrario, no teme compararse o integrarse en formas superiores de progreso.

Al contrario, busca este progreso. "No tenemos nada que perder, salvo nuestras cadenas". Esta frase de Marx puede aplicarse a todo. Además, es absurdo que se hable de los problemas de los ovnis mientras millones de personas se mueren de hambre. Es el capitalismo y la burocracia de los estados obreros los que han llevado a este prejuicio que existe en el mundo. Hay posibilidades de explotar la materia que esta sociedad es incapaz de emplear. El capitalismo, así como la burocracia [de los estados obreros], es consciente de esta inferioridad. En los Estados obreros, hay investigadores que no miden las cosas en términos de inferioridad o superioridad, sino que simplemente observan que en otras galaxias y sistemas planetarios, en otros universos, es posible utilizar plenamente la materia y eliminar toda esta preocupación por el hambre y la lucha de clases. Es posible borrar de la existencia a las clases dominantes. El sistema, allí, es superior. Los habitantes de otros planetas que vienen aquí deben considerar a los habitantes de la Tierra como locos, siempre luchando entre sí. La noción de lucha, de enfrentamiento, ciertamente no existe de donde ellos vienen. ¿Por qué luchar? El fundamento histórico de la falta de interés de las burocracias de los estados capitalistas y obreros por estudiar los ovnis y los seres vivos de otros planetas es que ven la amenaza de su propia eliminación. Por ello, no les interesa la existencia continuada, la vida, de los seres humanos.

Todo lo que no sea de utilidad comercial, o no sirva para facilitar la existencia y perpetuación del poder capitalista, no les interesa. Pero como la sociedad debe vivir y el proletariado y el socialismo deben avanzar, estas cosas estimulan a la gente del sistema capitalista a preocuparse por la existencia de seres en otros planetas. Lo mismo ocurre en los estados obreros. La existencia de platillos volantes y de seres vivos en otros planetas es un fenómeno que la concepción dialéctica de la historia puede admitir. La consecuencia más inmediata que podemos sacar es que, si esos seres existen, deben tener una organización social superior a la nuestra. Sus apariciones no son el efecto de sentimientos belicosos o agresivos.

Esto significa que no tienen necesidad de guerra, que no vienen a la Tierra con objetivos de conquista en mente. En la historia de este planeta, cuando un pueblo se ha sentido más capaz y ha invadido otro país, lo ha hecho pensando en la conquista, en forma de guerra. La lucha de clases en la Tierra es el resultado de la organización de la sociedad en clases, la de los poseedores y la de los explotados, la burguesía enfrentada al proletariado que quiere derrocarla y construir el socialismo. El comportamiento de estos seres, si es cierto que existen, no parece tener un carácter agresivo. Todas las personas que dicen haberlos visto afirman que ninguno de ellos tenía un carácter agresivo ni les inspiraba miedo. Todos dicen que despertaron su curiosidad. Si se tratara de seres venidos de lejos (como los que hemos conocido en la historia de nuestro planeta) con espadas, arcabuces, cañones, piedras y rocas, con herramientas de conquista, inspirarían miedo por su comportamiento agresivo. Pero estos seres vienen a observar, intentan dar a entender que no pretenden hacer daño. Su comportamiento expresa su organización superior.

No tienen ningún impulso agresivo, no tienen necesidad de matar para vivir: sólo vienen a observar. Podemos prever la existencia de tales seres, incluso teniendo en cuenta las fantasías que existen entre los informes, relatos, observaciones y declaraciones. Si existen, debemos recurrir a ellos para que intervengan, para que nos ayuden a resolver los problemas que tenemos en la Tierra. La tarea esencial es suprimir la pobreza, el hambre, el paro y la guerra, dar a todos los medios para vivir dignamente y sentar las bases de la fraternidad humana. Para ello, debemos suprimir el sistema capitalista, así como la burocracia de los Estados obreros y de los Partidos Comunistas que no quieren tomar el poder. El obstáculo fundamental al que nos enfrentamos es el sistema capitalista. Debemos suprimir la fuerza que actualmente está en manos del sistema capitalista: las armas nucleares. Destruir todas las armas nucleares. Destruir todo el poder militar del sistema capitalista, del imperialismo yanqui, francés y británico. Hacer un llamamiento a las masas y darles inmediatamente los medios para destruir el capitalismo, superar la burocracia de los estados obreros y establecer una nueva sociedad: el socialismo.

Debemos hacer un llamamiento a los seres de otros planetas para que, cuando vengan aquí, intervengan y colaboren con los habitantes de la Tierra en la supresión de la pobreza. Debemos hacerles este llamamiento. Es posible hacernos entender por ellos. Por supuesto, no debemos esperar que lo entiendan inmediatamente. Pero debemos apelar a ellos, si creemos que pueden existir. Si tenemos alguna posibilidad de entrar en contacto con ellos, no debemos caer en la curiosidad científica individual, en el deseo de ver de dónde vienen y de visitar otros planetas.

Debemos unirnos a ellos, que parecen más poderosos que los seres humanos, para que vengan a ayudarnos a resolver los problemas de la Tierra. Entonces podremos preocuparnos de ir a ver cómo son otros planetas, cómo se organizan la vida y la materia, y todo lo relativo a la naturaleza. Pero lo más importante es resolver primero los problemas de la humanidad en la Tierra. No tenemos una posición fantasiosa o idealista con respecto a los platillos volantes. Como aceptamos que existen, queremos utilizar todos los medios a nuestro alcance, incluidos los del exterior de este planeta. Cuando llegamos seriamente a un descubrimiento científico, debemos intentar utilizarlo en beneficio de la humanidad.

 El desarrollo infinito de la capacidad científica de la humanidad

La vida humana más larga de la que tenemos constancia duró 160 años. Podemos conservar intactas todas nuestras facultades mentales hasta alrededor de los 80 o 90 años. Pero un elefante, que vive más de 260 años, tiene una memoria mucho más amplia. Eso significa que la duración de la memoria puede ampliarse. Los seres extraterrestres podrían hacerlo durante más de un millón de años. ¿Acaso no ha habido más de un millón de años de existencia humana? Y se reproduce sin cesar, sin destruirse, sin que su reproducción lo aniquile. La materia, en el caso de la humanidad, persiste reproduciéndose. No desaparece. Sólo desaparece una forma de organización de la materia: la forma de vida humana. La materia se transforma en otra cosa y participa en la transformación de otra cosa.

En otros planetas, la materia podría transformarse sin necesidad de destruir su estado de existencia, ni su constitución como ser vivo. Es muy posible que no tenga que reducirse a cenizas para alimentar a otra cosa. ¿Qué significa una semilla? Es materia en estado primario, que estimula otros elementos y se reproduce en otra forma. Puede darse el caso de que entre otros seres no sea necesaria la muerte para la reproducción. No decimos que sea así, pero es totalmente posible. La energía se sigue utilizando de forma muy mecánica, limitada y rudimentaria. Hoy en día, utilizamos la transformación de la materia en energía, pero no la energía que ya existe en estado natural. Esto debe hacerse. Por ejemplo, podríamos suprimir todo refinado de petróleo, necesario para la transformación de esta materia en energía. Un día, la energía vendrá del aire. La electricidad forma parte de la estructura y el comportamiento de la materia. Nos beneficiamos de ello porque lo hemos descubierto. Pero todo esto es muy limitado. Mañana, la electricidad no será necesaria. Todo lo que existe es energía. La condición de existencia de un objeto es que tenga energía. La organización del cuerpo humano, del cerebro y de los demás órganos y sentidos, es la propia de la Tierra. En otros planetas podría ser muy diferente. Nos alimentamos porque el organismo humano está constituido de tal manera que es necesario alimentarse. Esto nos conviene en parte por el capitalismo, porque de otro modo no habría razón para vivir sometidos a este sistema. La capacidad científica de la humanidad viene determinada por la organización de la sociedad. La organización de la sociedad en términos de propiedad privada es muy limitante, porque el brío, el valor y la audacia que permite están determinados por los intereses de apropiación individual. Así pues, nuestra audacia es muy limitada, porque se detiene en cuanto se satisface este interés. Si el ser humano va más allá, tiene la sensación de haber ido demasiado lejos. Esta limitación social constriñe la capacidad de la sociedad. En la sociedad socialista, la capacidad de la sociedad será ilimitada. La noción de vida, existencia, sociedad, se medirá por los intereses objetivos de la vida y el progreso. Existencia y progreso se identificarán entre sí. Las nociones de conservadurismo, parasitismo, pasividad, ya no existirán. El progreso será la existencia misma, como en el caso de la materia. La materia no existe si no progresa y se transforma. Lo mismo ocurre con la vida de la sociedad. No existe sin progreso. La condición de existencia de la sociedad es el progreso. Inmediatamente, el progreso dará ímpetu a su capacidad y a su audacia, que serán un millón de veces superiores a las del sistema de propiedad privada. No estará limitado ni determinado por lo que convenga a los intereses individuales. Toda la sociedad estará ahí para dar confianza y seguridad. El pensamiento común de toda la sociedad cambiará las formas de vida. Por ejemplo, en el mismo tiempo que hoy necesitamos para llegar a la Luna, podremos recorrer distancias de millones de años luz.

Hoy hablamos de millones de años. Mañana, la medida no será la misma. Encontraremos fácilmente la manera de resolver todos los problemas derivados de las nociones de tierra, gravedad y presión atmosférica. Encontraremos una respuesta al problema esencial: la capacidad de la sociedad, organizada como pensamiento único de la sociedad, podrá resolverlo todo. No habrá, como hoy, ciertas personas que piensan, ciertas facultades, ciertas universidades. Las universidades existen en la medida en que se hace una división, una separación. Sirven a la explotación de la sociedad en aras de los beneficios capitalistas. Para eso sirven las universidades. Mañana no las necesitaremos. El progreso será común a todos: la audacia frente a la naturaleza. Esta cuestión es importante para la formación y el conocimiento del marxismo. El conocimiento marxista es ilimitado. No se detiene en la cuestión de las luchas sociales, económicas y políticas. La comprensión de la existencia da la seguridad necesaria para prever la solución de todos los problemas. No hay ningún problema que escape al ámbito de la humanidad. Todos los problemas de la humanidad se influyen mutuamente. Cuanto más dominemos el conocimiento de la historia, la humanidad, la sociedad y la materia, más confianza podremos tener para abordar los problemas con resolución y audacia.

Incluso sin preparación y conocimientos previos en un campo específico, pero preparados científicamente con el marxismo como herramienta, con la dialéctica, podemos abordar todos los problemas. Este es el aspecto esencial. El otro es la audacia socialista, extraída precisamente de la objetividad del marxismo. No estamos sujetos ni dependemos de lo que existe ahora, ni de lo que vendrá en el futuro. Somos objetivos y nuestro pensamiento no tiene límites. El único límite es la falta de capacidad humana para comprender más. Esta capacidad humana también es producto de las relaciones sociales. Por eso, en la sociedad socialista, la capacidad humana y el conocimiento serán la norma para toda la humanidad. La gente tendrá una capacidad científica superior a la de Marx, lo que no afecta en absoluto a su importancia histórica.

El desarrollo de la historia ha continuado y hoy existen condiciones que no existían en la época de Marx. En un futuro próximo, el conocimiento científico y la confianza de la sociedad desarrollarán la capacidad de la sociedad. Pero aún no estamos viviendo el socialismo. Todavía estamos en esta sociedad. El espíritu crítico es una condición esencial, inherente al marxismo, de su fuerza histórica, inagotable hasta el punto en que aparezcan medios superiores de interpretación que nos permitan comprender los procesos de la naturaleza. La dialéctica será uno de sus aspectos. El espíritu crítico representa un sentimiento constante de la necesidad de revisión, de análisis, de observación, de estudio, para ver qué efectos y qué conclusiones surgen del desarrollo de la naturaleza y de la sociedad. El marxismo en sí mismo es insustituible, porque es un método para comprender la historia del mundo.

Surgirán medios de interpretación superiores al marxismo -no porque el marxismo sea incorrecto- sino porque la humanidad alcanzará alguna comprensión mejor. La dialéctica formará parte de alguna herramienta superior. Todas estas personas que aceptan la existencia de los platillos volantes lo hacen sin el impulso o la voluntad de desarrollar una comprensión científica, sino simplemente porque se ven obligadas a reconocer un hecho real por lo que es. Pero no tienen el espíritu sistemático ni la objetividad para hacer uso de la comprensión que tienen, en el terreno social. Por ejemplo, si existe vida en otros planetas, eso significa que existen formas superiores de organización social, que no les obligan a vivir como aquí, con guerras. Todos los que aceptan la existencia de platillos volantes, sólo han informado de ellos. Como quien proyecta una luz en una pared y dice "esto es una luz". No sacan ninguna conclusión.

Nosotros, por el contrario, nos planteamos estas cuestiones para contribuir a comprender la historia y, en consecuencia, a desarrollar nuestra audacia. La base de la audacia histórica es la certeza. Las masas vietnamitas son una demostración de ello. Es el marxismo el que da esta confianza. Es muy importante ocuparse de estas cuestiones. Pero no tenemos tiempo. Ciertamente, debemos prestar toda nuestra atención a los problemas que se nos plantean, sin perder de vista otras cuestiones. Éstas no nos son indiferentes. Aceptamos que existen seres extraterrestres, como conclusión del pensamiento dialéctico. Esto nos da la seguridad de que podemos dominar no importa qué otros fenómenos existan, sin que nos pillen desprevenidos. Estos problemas no ponen en duda el método dialéctico. 

Al contrario, no hacen sino confirmarlo. Esto se confirma en todas las ocasiones. Creemos que pueden existir seres extraterrestres, así como platillos volantes. Lo mismo ocurre, basándonos en los conocimientos que tenemos gracias a la dialéctica, con respecto a la organización de la materia. No hay ninguna razón, por ejemplo, para que la reproducción tenga que producirse siempre por medio de parejas. También puede haber autorreproducción, como en el caso de la ameba.

¿Por qué no podría ser también el caso de los humanos, en el futuro? Estos seres de otros planetas vienen a observar la vida aquí abajo y se ríen de los humanos, nosotros que nos peleamos por ver quién tiene más cañones, coches y riqueza. La posesión de riquezas es una distorsión del sentimiento humano por la organización social: en cambio, el sentimiento humano es fraternal, colectivo. Poseer riquezas es una degeneración de estos sentimientos. ¿Por qué quiere el burgués veinte coches, cien fábricas, el rango de general? ¿Qué le da eso? ¿Poder sobre los demás? ¿Y entonces qué? No le da ninguna capacidad para elevar y desarrollar su inteligencia. Al contrario, la limita. La clase burguesa no puede tener interés ni perspectiva de buscar objetivamente el desarrollo de la sociedad. Sólo le preocupan los bienes materiales, de los que puede sacar beneficios, y por tanto la perpetuación y extensión de la propiedad privada. Esto limita su comprensión y le impide pensar. Aunque la información sobre los platillos volantes sea fantasiosa -como lo es la mayoría de las veces-, su base histórica es correcta.

Ni el capitalismo, ni la burocracia de los estados obreros, ni ningún pensador burgués pueden explicarlo. Están todos en el mar, abrumados. Los que podrían hacerlo no tienen los medios, porque dependen de las grandes instituciones científicas y de investigación, que a su vez dependen del capitalismo. Es necesario intentar comprender estos fenómenos, no simplemente para aumentar nuestros conocimientos, sino para extender la aplicación del marxismo a todas las ramas del saber. Por ejemplo, el pensamiento. La velocidad del pensamiento depende de los medios materiales dominantes. Hoy el pensamiento es todavía muy limitado. Mañana será infinitamente más poderoso, y también más rápido. Cuando la lucha de clases haya sido eliminada y la armonía sea una necesidad de la vida, el pensamiento tendrá un campo de acción y unas posibilidades de desarrollo infinitamente superiores a las que existen hoy. Hoy, el pensamiento está muy limitado, desde la infancia. Para sacar conclusiones más profundas sobre estas cuestiones, debemos seguirlas con atención, interesarnos por ellas, discutirlas, conocerlas y estudiarlas. Otros fenómenos como el de los ovnis se presentarán. Toda una serie de cosas atraerán nuestra atención. ¿Es el desarrollo de la materia en otro universo similar al de aquí?

Si es diferente, ¿qué forma adoptará? La utilización de la materia debe producirse, sin duda, a un nivel superior. Los organismos no se crean arbitrariamente, sino según determinadas composiciones y relaciones internas a la materia. El organismo se estructura partiendo de la materia inorgánica, tomando luego una forma orgánica, y después en función del medio en el que evoluciona. Es muy posible que estos seres procedentes de otros planetas con una estructura similar a la humana procedan de un proceso de organización de la materia similar al de la Tierra. También es posible que hayan utilizado la materia para adoptar esta forma. Podrían hacerlo si dominaran la ciencia, igual que aquí podemos mover montañas. Mao Zedong dice que debemos hacerlo con un pico y una pala. Pero esos seres lo hacen poniendo en acción la energía de la montaña. Es posible. Pero no es un problema que podamos resolver ahora. No tenemos el tiempo ni los medios. Ya podemos reproducir la vida. Ciertamente, esto también debe ser cierto en otros planetas. Esos seres pueden hacerlo. Aquí, trasplantamos corazones y riñones, órganos fundamentales del cuerpo humano. Pero es posible que en otros planetas creen vida. Engels nos dijo que ya en su época era posible producir protoplasma artificial, siendo éste una base esencial de la célula y, por tanto, una base para la existencia. La discusión de estas cuestiones se generalizará pronto, porque hace al progreso de la humanidad en su integración con la naturaleza y el universo.

(26 de junio de 1968)