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¿Abajo el bloqueo?

Solidarizarse hoy con Cuba en abstracto sin fijar una posición política respecto al gobierno cubano es un error que puede ser ingenuo o colaborativo con Díaz-Canel. No hay una Cuba en abstracto: solo los nacionalistas ven así a sus países. Pero el asunto se complejiza cuando se refiere a Cuba. Ya hoy defender a Cuba no es defender la Revolución cubana: se impone marcar la diferencia en qué se quiere decir cuando se llama a defender Cuba. 

Hoy el principal problema que tiene la clase trabajadora cubana no es el bloqueo yanqui sino la burocracia pro capitalista que intenta imponer el modelo chino. De hecho, el levantamiento del bloqueo yanqui solo llevaría a acelerar indeteniblemente la restauración capitalista en Cuba: es el último paso hacia el modelo chino. Lograría insertar a Cuba en el sistema financiero internacional, es decir, que entrara al FMI obviamente mendigando “ayudas” de las cuales ya sabemos cómo se pagan. Al gobierno cubano no le interesa derrotar al imperialismo yanqui sino poder reconciliarse con él y formar parte del sistema que ha creado. 

El principal problema de la clase trabajadora cubana es la burocracia dirigente que la malgobierna, imponiendo recortes sociales, privatizaciones, una fuerte represión y todo esto en aras de aplicar un modelo capitalista -sistema del cual los dirigentes cubanos salen personalmente beneficiados mediante testaferros familiares en lucrativos negocios privados-. 

Condenar el bloqueo yanqui contra Cuba sin condenar la represión y las políticas de corte neoliberal que aplica el gobierno de Díaz-Canel es solidarizarse con la burocracia del PCC; es olvidar que los apagones diarios -cuatro horas mínimo- están provocados porque el gobierno cubano prioriza al sector hotelero a sabiendas de que el turismo va en crudo retroceso; es olvidar a los casi 300 presos por participar en las protestas del 11J; es olvidar que si la clase trabajadora cubana pasa hambre es porque el gobierno ha privatizado la gastronomía y el comercio interior dejando la mayor parte de la distribución de los alimentos en manos del cruel libre mercado; es olvidar que el desabastecimiento alimenticio está dado porque el gobierno cubano apuesta por importar alimentos, siendo la agricultura uno de los dos rubros que menos financiamiento recibe -el otro sector más desfinanciado es, increíblemente, la industria azucarera-; es olvidar que esta importación de alimentos se hace, mediante negocios turbios, priorizando al sector privado quien lucra con el hambre de los trabajadores cubanos, siendo la burguesía quien importa casi la mitad de los alimentos que se consumen en Cuba; es olvidar que mientras se construía un hotel de lujo en medio de La Habana destruida, dejaban de repararse hospitales y la educación quedaba tan desatendida que escuelas y facultades se caen a pedazos. Sí: el bloqueo imperialista yanqui golpea a Cuba durante más de sesenta años, pero el gobierno actual aumenta el sufrimiento de la clase trabajadora pues destina cada vez más los limitados recursos al bienestar de minorías -la burocracia dirigente y la burguesía-, así como priorizar la macroeconomía por encima del bienestar social. 

Como se ve, en Cuba, la clase trabajadora está más golpeada por el gobierno que por el bloqueo yanqui ¿Desde cuándo no se aplica un paquete gubernamental en beneficio de la clase trabajadora cubana? Por el contrario, todo lo que se ve son recortes y ninguno de ellos va contra las prebendas de la burocracia dirigente. No en vano, han emigrado dos millones de cubanos en solo tres años: era el mismo bloqueo antes de la crisis migratoria, pero lo que cambió fue la aplicación de una sucesiva política económica con rasgos neoliberales, sumado al aumento de la represión y las continuas protestas, siempre estando el 11J como el punto de quiebre político. 

Hoy la solidaridad con Cuba es apoyar a la clase trabajadora cubana quien más que resistir al bloqueo, mal subsiste bajo el gobierno pro capitalista de Díaz-Canel quien como un Ceaucescu tropical se dedica a viajar con su esposa.

Por eso fue tan importante que la mayoría de las organizaciones trotskistas se solidarizaran con los estudiantes universitarios cubanos en huelga; por eso es tan importante que a las puertas del cuarto aniversario del 11J las organizaciones verdaderamente revolucionarias levanten la voz sobre las oportunistas y digan “abajo el gobierno restauracionista y represor de Díaz-Canel”, “por una verdadera revolución socialista en Cuba”, “libertad para los presos por manifestarse”; por eso será que sin el internacionalismo de las organizaciones revolucionarias la clase trabajadora cubana se quedaría sola, atenazada entre los buitres imperialistas y los parásitos burócratas, cobrando fuerza la vulgar idea de que socialismo es represión. La izquierda que mire a otro lado o peor aún, cierre filas con la burocracia cubana, se hundirá,  como ya sucedió con aquellos que tuvieron una actitud similar ante la URSS. 

¡Contra el bloqueo yanqui y contra la burocracia pro capitalista!

¡Por una Internacional Comunista! 

¡Por una Revolución socialista en Cuba!





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