Por Frank García Hernández Foto de Aldair Mejía La pésima solución que dio Pedro Castillo al hostigamiento del parlamento -congreso el cual obstaculizaba todo proyecto de ley en beneficio de las mayorías- habla de cómo el mandatario peruano ignoró a la clase trabajadora: la misma que hoy convoca en sus cartas desde prisión. Este tipo de política: o sea, el no dar participación directa a la clase trabajadora y por tanto, no poder esta controlar las decisiones de la organización política que dice representarla, no es un error de Pedro Castillo, sino una de las principales características del reformismo -y el estalinismo-. Al igual que Dilma Roussef con su vicepresidente Temer -quien urdió el impeachment contra la entonces presidenta brasileña-, Castillo construyó su gobierno con representantes de la misma oligarquía a la cual atacó en el discurso donde anunciaba su torpe golpe presidencial. Castillo paga hoy la conciliación de clases y las concesiones políticas que hizo ...
Contra la restauración capitalista en Cuba y por la Revolución Mundial