Nota urgente del Consejo Editorial de Comunistas

Contra las defensas a José Miguel Gómez y en defensa de Karl Marx

Sobre el artículo Monumentos al racismo en Cuba

Nunca nos imaginamos que se emitieran tantos criterios –lastimosamente todos venidos desde Cuba- en defensa de mantener la estatua de José Miguel Gómez. Los conservadores han echado mano de los errores del Partido Independiente de Color (PIC) para “entender el contexto histórico de lo sucedido”. Los miembros del Consejo de Redacción defendemos que nada justifica una masacre la cual, solo por la cifra oficial, ascendió a 2000 muertos; en tanto que, recientemente, el historiador cubano Tomás Robaina calculó una cantidad aproximada a los 12.000 masacrados: nunca el PIC tuvo tantos miembros. Ni siquiera 2000: ello traduce la carga de limpieza étnica que tuvo aquella masacre.

Masacre de los Independientes de Color

Cuando se apoya mantener la estatua de José Miguel Gómez, en nombre de la “memoria histórica”, se va en contra de la acción revolucionaria que echó abajo, en 1959, la efigie del que ordenó la masacre de afrodescendientes. Se barre con la memoria histórica de la revolución.

Estatua de José Miguel Gómez

Cuando se apoya mantener la estatua, se apoya a un gesto restaurador que legitima la simbología burguesa. Aquí no solo estamos hablando de racismo: aquí estamos hablando de lucha de clases. Y el racismo es uno de las más claras manifestaciones de la lucha de clases.                                                 

Nuestra propuesta es que se funda el bronce de las estatuas: que se haga con él dos monumentos a los afrodescendientes asesinados en 1912; que se erijan en el mismo lugar donde están ahora las imágenes de José Miguel Gómez en Santa Clara y La Habana.

Las revoluciones echan abajo los monumentos a los tiranos que el pueblo aborrece, solo la contrarrevolución interna es capaz de restaurarlos en nombre de la memoria histórica, borrando esa otra historia que una vez las echó abajo.

Para leer el artículo original de click aquí.

Sobre el intento de que el teatro Karl Marx se renombre Rosita Fornés

Podemos cuestionarnos sobre la relación del autor de El Capital con la dramaturgia, la actuación y la teatrología; podemos debatir, incluso, si debió llamarse Karl Marx uno de los más importantes teatros de Cuba, el cual ya tenía un nombre digno: Charles Chaplin. Pero lo que no podemos, ni siquiera plantearnos, es que hoy se le retire Karl Marx.

Rosita Fornés

 Sabemos que Rosita Fornés fue una gran artista y estamos de acuerdo en que merece ser homenajeada. No es contra ella, ni dejar de reconocer los méritos de la Vedette de Cuba; tampoco es atacar al humorista Ulises Toirac quien movido por la emoción del momento pidió este cambio. Pero creemos necesario tener en cuenta que cambiar el nombre precisamente al Karl Marx, existiendo tantos teatros en La Habana, y precisamente ahora, cuando Cuba coquetea con fórmulas capitalistas y ha resurgido con fuerza creciente la burguesía nacional, tiene serias y profundas connotaciones ideológicas.

Vista del Teatro Karl Marx

La restauración burguesa también se abre paso a golpe de símbolos. Si permitimos que se vayan eliminando o resignificando todos aquellos emblemas que hacen referencia al carácter socialista de la revolución, mientras que restauramos aquellos que por una causa u otra el pueblo lanzó a la picota de la historia, estaremos desbrozando ideológicamente el camino a la restauración burguesa. Por ello nos pronunciamos en contra de una acción que, de realizarse, tendría un solo calificativo: contrarrevolucionario.

Apostamos porque el teatro siga llamándose Karl Marx y la estatua de José Miguel Gómez caiga.

 

Consejo Editorial de Comunistas