Hacia un análisis marxista de Cuba* (Fragmento)

 




Por: David Karvala*



Confieso,insisto, que no soy un “experto” sobre Cuba. En 1996 pasé un mes en la isla, como brigadista, armado con un cuaderno donde tomé todo tipo de apuntes. Agobié con preguntas a las y los cuadros del partido que casi siempre nos acompañaban/vigilaban. Pregunté por todas partes sobre la libreta de racionamiento; miré los precios en los mercados agropecuarios y en los shopping. Pregunté sobre los salarios. Sobre las condiciones en los centros donde aún internaban a las personas seropositivas. Hablé con un músico de rock, un “heavy” con melenas, que además era delegado sindical y que realmente intentaba representar a sus compañeros de trabajo…

[…]

Pero toda la experiencia me enseñó mucho sobre la isla, como había esperado. Amigos castristas en Barcelona me habían dicho, “ahora eres muy crítico, pero si visitas Cuba en persona, la entenderás mucho mejor.” Efectivamente, volví más convencido que nunca de que la isla tiene encanto… pero que no es una sociedad socialista, al menos no en el sentido en que yo entiendo el socialismo: como una sociedad sin clases, sin opresiones, controlada desde abajo por la gente corriente.

Capitalismo de Estado

Este texto no es un análisis global de Cuba; ni siquiera de la parte económica. Sólo son unos apuntes, sobre la relevancia para la isla del concepto de capitalismo de Estado. 

Este término se ha empleado de diferentes maneras, al menos desde que el marxista ruso Bujarin lo utilizó para hablar de una tendencia general en el capitalismo mundial a principios del s.XX. El marxista judío palestino Tony Cliff escribió la obra clave Capitalismo de Estado en Rusia en 1947; su libro es un análisis detallado de la economía, la sociedad, las condiciones de trabajo y de vida en ese país. […]

En resumen, el argumento de Cliff es que la URSS formaba parte de un sistema global capitalista, y sólo se podía entender como tal (en este sentido, extiende el análisis de Bujarin). Al fracasar los procesos revolucionarios en otros países y encontrarse finalmente aislada, la revolución rusa acabó cayendo, no debido a una invasión, sino a la burocracia que creció adentro. Alrededor de 1928, la burocracia liderada por Stalin dio los pasos decisivos para convertirse en clase dirigente, con la estatalización de la tierra y el primer plan quinquenal. El objetivo de extender la revolución internacionalmente fue abandonado a favor del “socialismo en un solo país”. Esto supuso que Rusia debía competir económicamente con Occidente. Como Stalin explicó en un discurso en 1931: “Marchamos con un atraso de cincuenta o cien años respecto a los países adelantados. En diez años tenemos que salvar esta distancia. O lo hacemos, o nos aplastan.” (Stalin 1931). Tras la Segunda Guerra Mundial, la competencia internacional adoptó la forma militar de guerra fría, pero el efecto fue condicionar la economía y la sociedad de la URSS bajo las presiones externas. La URSS funcionó como una gran empresa dentro de la economía mundial; la alta burocracia era la clase dirigente, la minoría que dirigía la producción y controlaba la plusvalía producida. Bajo este análisis, la continuada existencia en estas sociedades de la explotación laboral; del racismo y machismo; de la destrucción medioambiental; de la opresión nacional; etc. no era un misterio inexplicable, ni una muestra del fracaso del socialismo o del marxismo, sino que todos estos males eran aspectos intrínsecos de cualquier sociedad capitalista.

[…]

Casi todos estos países han hecho la transición de economías estatales y parcialmente aisladas, a integrarse totalmente en el mercado mundial. Hoy en día, el único pretendiente real al título de “socialismo” es Cuba. Por tanto, hay que considerar la relevancia del análisis de Cliff para la isla.

El propio Cliff ya lo planteó en 1963, cuando hizo un repaso de la revolución cubana y señaló que ésta no representaba la autoemancipación de la clase trabajadora. Más tarde resumió su argumento sobre las luchas anticoloniales, de esta manera: “los procesos de superación de las relaciones socioeconómicas atrasadas y el logro de la liberación nacional del imperialismo, fueron encabezados por una variedad de fuerzas principalmente provenientes de la intelectualidad y del Estado… A pesar de que los desarrollos en África, Asia y América Latina variaron, el capitalismo de Estado fue, en mayor o menor medida, el resultado dominante.” (Cliff 1999).

Cuba is different


[…]

Negar que la sociedad cubana represente el socialismo o un Estado obrero no implica dejar de rechazar el imperialismo estadounidense ni dejar de oponerse a sus intentos de injerencia en la isla. De hecho, el antiimperialismo consecuente nunca ha puesto como condición que el país agredido fuese socialista; basta con que sufra las presiones imperialistas, y esto queda claro en el caso cubano.

Por otro lado, insistir en que tanto Cuba como, por ejemplo, la Rumanía de Ceaușescu son ejemplos de capitalismo de Estado no supone decir que son idénticos en todo. Tanto Suecia como El Salvador son ejemplos de capitalismo de mercado, pero la experiencia de vivir en uno u otro país es muy diferente. […]

Así que es importante reconocer tanto las similitudes como las diferencias entre Cuba y Europa del Este. En ambos casos había una relación fuertísima con la URSS, y en ambos casos se reprodujeron casi exactamente los modelos políticos y económicos del estalinismo. 

Sin embargo, en Cuba, fue una revolución real —aunque no socialista— la que instauró el gobierno de Castro, mientras en Europa del Este, con la excepción de Yugoslavia, los nuevos regímenes fueron impuestos por el ejército ruso. Este hecho, y el estado de sitio que la isla sigue sufriendo a manos de los dirigentes de Estados Unidos, explica por qué el Gobierno cubano ha tenido una base de apoyo entre su población de la que Ceaușescu, Honecker y los demás dirigentes del Este siempre carecieron.


Otra diferencia muy importante es que, durante muchos años, Cuba recibió un importante respaldo económico de la URSS, que desde su entrada en el Comecon en 1972 hasta mediados o finales de los años 80 se calcula en entre mil y cinco mil millones de dólares al año (Karvala 1999). Para la dirección de la URSS, Cuba funcionaba como un anuncio en medio del Caribe —contribuía a lo que ahora se llama el “soft power” (poder blando) — y le interesaba ayudarla. En cambio, los países de Europa del Este no fueron hijos mimados, sino más bien colonias de la URSS. 

Con todo, el análisis que Cliff hace de la URSS y de los países del Este también se aplica, en su esencia, a Cuba.

La caída de la tasa de beneficios


La propia dirección cubana se refirió a sus problemas económicos en 1986: 

“El problema esencial de la economía del país en el quinquenio 1981-1985 radicó en que, aunque tuvimos un crecimiento más que aceptable, fue insuficiente en donde más lo requeríamos, es decir, en la exportación de bienes y servicios y en la sustitución de importaciones… Todavía tenemos gastos excesivos y pocos ingresos en los llamados servicios productivos… El crecimiento de la producción azucarera, nuestra primera industria nacional, a pesar de los avances obtenidos, ha estado por debajo de las posibilidades en relación con los recursos invertidos en ella.” (PCC 1986, pp. 31-32.)

A finales de los años 80, un análisis de la economía cubana premiado por el propio régimen comentó que:

“En Cuba el control estatal sobre las asignaciones presupuestarias redundó en un rápido crecimiento de la producción de bienes de capital.” (Zimbalist y Brundenius 1989, pág. 20)

Esta observación refleja el mismo fenómeno analizado por Cliff en el primer capítulo de Capitalismo de Estado en Rusia.

En cuanto a la llegada de la crisis a Cuba:



“en el quinquenio 1986-90 disminuyó la eficiencia del proceso inversionista a nivel global. Calculando la respuesta productiva a la inversión entre los períodos 1981-85 y 1986-90, se produce una notable reducción de 53 centavos de incremento de la producción por peso de inversión en el primer caso, a dos centavos por peso en el período más reciente.” (Carranza Valdés 1992, pág. 138.) 

[…]

Capital privado… y estatal

Desde la caída del bloque del este, Cuba ha dado sucesivos pasos en la dirección de la aceptación de negocios privados y buscando una mayor integración en el mercado mundial.

[…]

Nadie niega la presencia de capital privado en Cuba, desde grandes cadenas hoteleras hasta pequeños negocios. Con el análisis de Cliff, se puede entender esta apertura al capital privado como una respuesta a la crisis económica que empezó ya en los años 80, bajo el capitalismo de Estado; no representa una aberración inexplicable por parte de una sociedad que llevaba medio siglo bajo un socialismo exitoso. Además, y quizá más importante, bajo la visión de Cliff, el análisis marxista de Cuba —el análisis de las relaciones de clase— no se limita al sector, aún minoritario, en manos de gran capital extranjero y de los pequeños negocios locales, sino que abarca al conjunto de la sociedad y de la economía.

Aquí, cabría prestar especial atención al papel del ejército cubano en la producción. En 1988 se creó la Unión de Industria Militar (UIM), que agrupa a multitud de Empresas Militares Industriales. Según El País (11/02/2007), a finales de 2006 las fuerzas armadas cubanas controlaban “844 compañías, el 30% del total. […] El que era director de la UIM —el General de Brigada, Salvador Pardo Cruz, que según su entrada en Wikipedia fue “oficial superior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias durante más de 45 años”— desde 2009 es Ministro de Industria. No es fácil encontrar las cifras actuales, pero se supone que el peso del ejército en la producción habrá aumentado bajo su mando. Los altos mandos militares, con sus “estímulos” salariales, no pueden excluirse del análisis de clase de Cuba.

Aprender de la historia

Empecé con unas memorias personales y acabaré con otras. En los años de 1989-1991 tuve la oportunidad de conocer a bastantes activistas de izquierdas de Europa del este. La mayoría discrepaban del análisis que hacíamos en la corriente socialismo internacional (IST en sus siglas en inglés), de que Europa del este era capitalismo de Estado; aceptaban que era algún tipo de socialismo. Pero de aquí sacaban dos conclusiones totalmente opuestas. 

[…]

La grave debilidad hoy de la izquierda en toda la zona —a pesar de que sus clases trabajadoras han sufrido tanto, y de que se han producido luchas— es fruto, entre otras cosas, de esa confusión. Una izquierda incapaz de entender cómo se ha llegado a la situación actual tiene poco que ofrecer en términos de estrategias para avanzar. 

Así que las y los activistas en Cuba se enfrentan a un reto. ¿Se dejarán engañar por los cantos del mercado y de Miami? ¿Se dejarán atrapar dentro de la defensa del sistema actual, con la explotación y las múltiples opresiones que no han desaparecido, a más de 60 años de la revolución? ¿O entenderán que la solución no es ni intentar mantener el capitalismo de Estado, ni celebrar la llegada de un capitalismo de mercado a lo chino —bajo el control político férreo del partido—, sino abogar por un socialismo de verdad, mediante la defensa de los intereses de la clase trabajadora?

El análisis desarrollado por Cliff hace ya más de 70 años puede ser una brújula esencial ante este dilema, y en las luchas venideras. Y su importancia no radica en los detalles del análisis económico, sino en lo que llevó a Cliff a esta visión en su momento: que el socialismo no consiste en la propiedad estatal ni en la planificación burocrática, sino en el control democrático desde abajo por parte de la gente trabajadora, con toda su diversidad.

*David Karvala es militante de la red anticapitalista en el Estado español, Marx21.net. Ésta a su vez forma parte de la corriente socialismo internacional. 

*COMUNISTAS blog no concuerda con la teoría de Tony Cliff de que Cuba es Capitalismo de Estado, pero en aras de estimular el debate desde los marxismos hemos publicado esta colaboración del camarada David Karvala.

Bibliografía

Aganbegyan, Abel (1989), La perestroika económica, Grijalbo.

Birchall, Ian (2011), Tony Cliff, A Marxist for his time, Londres, Bookmarks.

Carranza Valdés, Julio (1992), “Cuba: los retos de la economía” en Cuadernos de Nuestra América No 19, La Habana.

Cliff, Tony (1947), Capitalismo de Estado en Rusia. [Edición digital en castellano de 2020, Capitalismo de Estado en la URSS, https://marx21.net/2020/04/23/cap-estado/ ]

Cliff, Tony (1963), Marxismo y revolución en el “tercer mundo”. Disponible en https://marx21.net/1963/03/01/marxismo-y-revolucion-en-el-tercer-mundo/

Cliff, Tony (1999), Trotskismo después de Trotski. https://marx21.net/2003/05/01/trotskismo-despues-de-trotski 

Cuarta Internacional (1951), “Class Nature of Eastern Europe”, Resolución adoptada por el tercer congreso de la Cuarta Internacional, París, finales de agosto-principios de septiembre, 1951. https://www.marxists.org/history/etol/document/fi/1950-1953/fi-3rdcongress/1951-congress08.htm

Karvala, David (1999), “Cuba: a 40 años de la revolución”, En lucha 36, enero de 1999. http://davidkarvala.blogspot.com/1999/01/cuba-40-anos-de-la-revolucion.html

Mandel, Ernest (“Ernest Germain”) (1953), “The Rise and Decline of Stalinism: Resolution Approved by the Fourth World Congress of 1954” (noviembre de 1953). https://www.marxists.org/archive/pablo/1953/11/stalinism.html 

Mandel, Ernest (1956), (“E. Germain”), en Quatrième International, 14 no. 1–3.

Stalin (1931), Obras, tomo 13, “Las tareas de los dirigentes de la economía”, 4/02/1931.

PCC (1986), Informe Central al Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba, La Habana, Editora Política.

Zimbalist, A y Brundenius, C (1989), “Crecimiento con equidad: el desarrollo cubano en una perspectiva comparada”, en Cuadernos de Nuestra América, Vol. VI, No 13, La Habana

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