Mensaje de Comunistas por año nuevo a la clase trabajadora cubana y mundial

 


La crisis vivida en Cuba durante el recién concluido 2020 solo es el prólogo a una situación única en nuestro país. El giro económico calculado hasta el detalle por nuestros dirigentes –pero con no pocas consecuencias que escaparán a toda predicción- provocará un escenario en el cual la clase trabajadora cubana será la primera y gran afectada.

Los primeros meses de 2021 tendrán un carácter decisivo para el futuro inmediato y mediato de Cuba. Las reacciones de la sociedad ante una realidad por completo diferente es algo a lo cual, quien se asuma comunista, debe estar atento. 

Recordémoslo otra vez: este año asistiremos a la aplicación de un plan económico nunca visto en el periodo que transcurre desde 1959 hasta la actualidad. Este programa de Gobierno -el cual inició el 1ro. de enero, justo cuando se conmemoraba el 62 aniversario del triunfo de la Revolución- se apoya en cuatro factores fundamentales:

1. Recortes drásticos de subvenciones

2. Alza de precios

3. Devaluación de la moneda

4. Fortalecimiento y expansión del sector privado de la economía, mediante el apoyo directo del Estado

Este último punto hace que las tres primeras medidas impacten con más fuerza en la sociedad cubana. Contrario al choque que vivirá la clase trabajadora, el sector privado es el primer beneficiado con el recorte drástico de las subvenciones. Al reducirse las políticas públicas, parte de los recursos que se destinaban a estas serán colocados a disposición del sector privado. 

Ejemplo de ello es la paulatina supresión de la canasta familiar que el Estado entregaba a precios subsidiados a la población. Al desaparecer esta ayuda, un grupo considerable de los productos que la conformaban podrán ser destinados al mercado mayorista estatal, creado para exclusivamente abastecer los negocios de la burguesía. A su vez, el sector privado podrá emerger y expandirse en los espacios de donde la economía estatal se va retirando cada vez más.

Sumado a ello, el sector estatal eleva los precios estimulando que también lo hagan los negocios de la burguesía, o, incluso, estableciendo un alza de precios para el sector privado, muchas veces los cuales ni siquiera el mismo propietario los había pensado. Esto se llama acumulación de la riqueza, sin la cual no puede existir el capitalismo. Por tanto, si el Estado pretende estimular la expansión del sector privado a escalas nunca vistas antes, tiene que estimular también la acumulación de capital. 

El Gobierno, al querer que el sector privado se extienda, crea condiciones propicias para ello; las cuales termina pagando la clase trabajadora.

Quienes creyeron que una gran expansión del sector privado de la economía se podía llevar a cabo sin realizar recortes en las políticas sociales, pecaban de ingenuidad, extremo optimismo o doble discurso.

Pero en esta crisis hay un grupo olvidado: la clase trabajadora contratada en el sector privado. Alrededor de dos millones de trabajadores y trabajadoras que no recibieron el préstamo de los mil pesos ofrecido por el Gobierno para enfrentar el mes de enero. Ante el alza de precios, quedan a expensas del libre mercado y la bondad de sus patrones. Por demás, vivieron así el momento más crudo de la cuarentena. No tuvieron salarios que le mantuvieran mientras la sociedad estaba paralizada. A ellos se les suma el sector autoempleado: el verdadero trabajador por cuenta propia. Vivirán el choque económico sin más ayuda que sus propias manos ni compensación de lo que produzcan. Si su frágil negocio quiebra, habrá quebrado su vida. Con el crecimiento de la empresa privada, tal cual sucedió en los inicios del capitalismo, los negocios del trabajador autoempleado irán desapareciendo. 

De últimos, están quienes por un motivo u otro no trabajan –y no son ladrones-: familias compuestas por amas de casa e hijos estudiantes que han subsistido siempre de la economía informal o limitadas ayudas familiares. Ancianos que viven solos. Personas que no encuentran trabajo. En la capital, aunque carecemos de estadísticas, la mendicidad y ancianos o enajenados mentales durmiendo en la calle aumenta a ojos vistas ¿qué harán por estos días todas ellas y ellos mientras logran emplearse, recibir una subvención demorada por las trabas burocráticas, impedidas por su salud mental o una jubilación por la cual tendrán que esperar hasta febrero? ¿Qué podrá hacer después un estudiante habanero que su madre recibe un sueldo mínimo ante un transporte que aumentó de 40 centavos a 2 pesos, o sea que aumentó cinco veces? 

Los recortes ya se sienten. Los comedores para familias desvalidas donde cada almuerzo costaba 2 pesos (alrededor de 10 centavos dólar), ahora pasa a 26 pesos diarios (un aproximado de un dólar y 10 centavos). 

Al mismo tiempo, los elevados precios de la corriente eléctrica -los cuales disminuyeron tras la presión ciudadana-  demuestran que los decisores quieren aplicar el más estricto de los recortes. 

Estas medidas, que atentan contra los beneficios de la clase trabajadora: ¿pueden considerarse socialistas? No: este paquete económico no corresponde al Socialismo. El Che lo decía bien claro en su discurso de Argel pronunciado en 1965. Se llega al socialismo cuando se eliminó todo tipo de explotación de una persona sobre otra. Se está construyendo el socialismo cuando se trabaja en suprimir esa explotación, pero aún subsiste. Cuando se retrocede, ni siquiera se puede hablar de construcción del socialismo.

Las subvenciones y gratuidades que deben desaparecer no son los de las grandes mayorías, sino los privilegios de la burocracia y el alto mando militar.

La solución no está en liberar las fuerzas productivas, sino en socializar las fuerzas productivas.  

Una de las consignas más socorridas para darle cierto amparo de economía política marxista a las nuevas medidas económicas, es repetir que las fuerzas productivas se liberarán de toda traba.  

Recordemos que liberar las fuerzas productivas implica liberar la materia prima, los medios de producción y la fuerza de trabajo –esta última, la cual no existe sola, sino que son las capacidades físicas e intelectuales de una persona-. Debido a esto, es muy probable que el próximo paso que dará el Gobierno será aplicar una política de despidos en el sector estatal. Ello se hará  con la finalidad de que los negocios de la burguesía tengan desempleados para contratar. La pequeña, mediana y gran empresa privada cubana no puede crecer como se tiene previsto echando mano, únicamente, del sector de la clase trabajadora que ya está contratada por la floreciente, pero aún controlada burguesía.

Despedir masivamente es otra de las formas más directas que tiene el Gobierno para estimular el crecimiento de la burguesía. La segunda variante sería esperar a una voluntaria migración del sector estatal al privado. Algo lejos de suceder, pues el alza salarial ha hecho que 29.000 personas hayan ido a solicitar trabajo en el sector estatal. 

 Alertamos de esto a la clase trabajadora cubana para que, si se llegara a aplicar un plan de despidos, ella ya se encuentre organizada ante esa decisión y luche por sus derechos. 

A su vez, como hemos visto, en ninguna de estas disposiciones la clase trabajadora tuvo decisión alguna. El grueso del paquete económico se instrumentó mientras el país se encontraba paralizado por la Covid-19, de modo que, las mencionadas resoluciones no se pudieron discutir en las asambleas sindicales de trabajadores, aulas universitarias, comités de base de la Unión de Jóvenes Comunistas, ni en los núcleos del Partido Comunista. 

Contrario a lo que muchos creen, estas reuniones surten un importante efecto en las decisiones del Gobierno. Ante un gran giro en el rumbo del país, siempre se ha consultado a la clase trabajadora mediante estas vías y sus opiniones han modificado las decisiones de la dirigencia. 

Argumentar que las nuevas medidas económicas ya fueron aprobadas con anterioridad en los debates de los Lineamientos de la Revolución cubana (2011) y la Constitución de la República (2018) no es algo cierto. La misma dirección del país ha declarado que estas decisiones -si bien son resultado de los documentos anteriores- tienen un “método innovador”. Por si fuera poco, en esta ocasión, el grueso de las medidas solo fueron informadas a la Asamblea Nacional. El Poder Ejecutivo decidió la aplicación de este plan económico por sí solo.  

Democracia socialista vs. censura

A su vez, el escenario descrito ocurre bajo la expansión de la censura; la cual solo propicia mayor tensión entre importantes sectores de la sociedad cubana y el Gobierno. La censura, lejos de garantizar el poder del Estado, lo deslegitima, a la vez que consolida el discurso contrarrevolucionario, el cual hábilmente se ha presentado en hechos recientes como abanderado de los reclamos de artistas e intelectuales. 

El Estado tiene que acabar de asumir la existencia de una sociedad civil con la cual no había contado. Esta crece, se consolida y es cada vez más plural. Como ejemplo de ello está Comunistas. Somos parte de esta diversa sociedad civil, pero, ni de lejos, la mayoría de la sociedad civil cubana está conformada por colectivos marxistas. 

Los grupos derechistas que se autoproclaman defensores de la libertad insisten en fomentar la idea de que el Estado es el gran enemigo de la sociedad civil. Solo la construcción dialógica del Gobierno con la sociedad civil será lo que detendrá que la derecha monopolice los reclamos de la comunidad LGTBIQ+, ecologistas, animalistas, artistas, intelectuales, revistas digitales, blogs y blogueros independientes, junto a otras más diversos reclamos que se organizan y afloran en nuestra cotidianidad. Un Estado que desconoce y desarrolla políticas hostiles hacia importantes sectores de la sociedad civil hace que estos se radicalicen en su contra. 

Por demás, mientras más crezca el sector privado de la economía, esa nueva sociedad civil crecerá más, pues la burguesía es por ella misma sociedad civil. 

Sumando a ello, hay un importante sector con el cual el Gobierno quiere peligrosamente simplificar sus relaciones. Las iglesias cristianas conservadoras que se oponen al matrimonio igualitario traen consigo un fuerte discurso de derecha, con vínculos directos a la derecha de Estados Unidos, retardatario y fanático.    

El mensaje de estas iglesias puede dividir y polarizar a la sociedad cubana. Obviar este problema, o darle apoyo al fanatismo religioso con los medios de expresión estatales, erradamente para evitar molestias, es un error que costará caro. Realizar el referendo por el matrimonio igualitario es darle a estas instituciones -unidas en un frente conservador el cual semeja un partido político- la posibilidad de esparcir por toda Cuba su discurso fanático. Si en el referendo esta coalición conservadora gana, será la primera gran derrota del Estado frente a una oposición organizada y legalizada. Es imprevisible qué puede suceder si triunfa el NO al matrimonio igualitario, aún más en un país en crisis, con la sociedad sometida a medidas extenuantes las cuales afectan a las grandes mayorías.

Si el Estado no aprende a gobernar, convivir y dialogar con la nueva sociedad civil constituida después del renacimiento de la burguesía en Cuba, las autoridades vivirán un espiral de conflictos los cuales se le pueden ir de control. La dirigencia del país con sus medidas económicas promovió la conciliación de clases: le toca ahora asumir el diálogo con los nuevos sectores emergentes. 

El pluripartidismo no es ni será la clave para la ampliación de la democracia socialista en Cuba, ni siquiera la constitución de nuevos partidos marxistas. La consolidación y expansión de la democracia socialista pasa por la aceptación de la nueva sociedad civil por parte del Estado. En ese proceso de reconocimiento mutuo está, inherentemente, la supresión de la censura.

El impacto en Cuba de la crisis mundial del capitalismo

Otro de los factores que impactan más negativamente en el actual escenario es el carácter global de la crisis. Si en 1991 Cuba perdió el 85% de sus socios comerciales, hoy las economías del 100% de sus socios comerciales viven un momento crítico. 

La victoria presidencial de Joe Biden aliviará las sanciones contra nuestro país y es muy probable incluso que retome con Cuba la política exterior de Barack Obama; época en la cual el actual mandatario electo ocupó la vicepresidencia de Estados Unidos. Sin embargo, cabe la posibilidad de que estos pasos no sean de carácter inmediato. A su vez, la reactivación de las relaciones diplomáticas y comerciales –impostergables- con esta potencia imperialista traerá consigo un fuerte y negativo impacto político y cultural en la sociedad cubana. El escenario, ya difícil de por sí, se complejizará aún más. 

Como marxistas, debemos hacer nuestros análisis desde la realidad y no desde las consignas. Solo así podremos entender que una Revolución socialista mundial está muy lejos de suceder y cada vez se demuestra más que el socialismo en un solo país, perece. La fragmentación de las fuerzas revolucionarias dificulta en extremo la lucha de la clase trabajadora en el derrocamiento del sistema capitalista global. Nos demoraremos en vivir una crisis del capitalismo tan aguda como la que estamos presenciando hoy. Perder esta oportunidad implicará un fuerte retroceso político en la batalla por la emancipación de la clase trabajadora.

Aunque el 10 de enero de 2020 se constituyó el Comité Editorial de Comunistas, la aparición del blog se consumó -tras meses de inercia- el 10 de junio pasado. Lo que aceleró el paso a publicar fue la necesidad de participación y expresión que sentíamos ante la crisis vivida en el año que recién concluye. Entendimos además que se necesitaba un discurso marxista, libre de convencionalismos, contrario al que ha quedado comprometido con la oficialidad y la conciliación de clases.  

Los acontecimientos han sido mayores de lo esperado. No solo -como teníamos previsto- la economía se desplomó, sino que vivimos una inesperada crisis política en el pasado noviembre y un giro económico por parte del Gobierno mucho más fuerte, y antes del tiempo que estimamos. 

Cuba vive su más grave crisis económica en 30 años. En este escenario, nuestra principal meta es transmitir un análisis marxista sobre la situación cubana y mundial, para que este sirva a la clase trabajadora como un instrumento político. 

Estamos convencidos que las herramientas teóricas e ideológicas de los marxismos revolucionarios y el ejemplo comunista de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz son los mejores instrumentos políticos con los cuales la clase trabajadora cubana podrá enfrentar el grave escenario del 2021.

¡Viva la clase trabajadora cubana!

¡No a ningún tipo de restauración capitalista!

¡Hacia el Comunismo!

Firmado en algún lugar de Cuba por la mayoría del Comité Editorial de Comunistas, el 10 de enero de 2021, primer aniversario de su constitución. 

Año del 60 aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución cubana y de la derrota del imperialismo yanqui en Playa Girón.