Palestina: nuestra posición




Como es sabido, el sábado 7 de octubre, el grupo armado palestino Hamás inició una ofensiva militar contra Israel, la cual, según fuentes oficiales sionistas, provocó alrededor de 700 israelitas muertos. La respuesta del gobierno israelita ha sido declarar la guerra a la Franja de Gaza, región palestina controlada por la organización fundamentalista islámica Hamás. La agresión israelita contra la Franja de Gaza en respuesta a la acción militar de Hamás ha causado ya alrededor de 300 palestinos fallecidos. La escalada de tensiones puede provocar una expansión regional del conflicto, escenario el cual está dando sus primeros pasos tras el choque entre milicianos de la organización islamista libanesa Hezbolá y el ejército israelí. Al mismo tiempo no se debe descartar una posible entrada en escena de Irán, cuyo gobierno y su líder espiritual, el Ayatolá Alí Jamenei, felicitaron públicamente las acciones militares de Hamás. Por su parte, ya Estados Unidos ha hecho explícito su apoyo militar a Israel en lo que Benjamin Netanyahu calificó como una guerra.



Solo una organización revolucionaria puede lograr la verdadera liberación del pueblo palestino


Desde Comunistas Cuba reconocemos y apoyamos el derecho de los pueblos oprimidos a la resistencia anticolonialista. Sin embargo, en este caso es necesario tener en cuenta que la ofensiva militar de Hamás solo traerá, como ya está sucediendo, una cruel represalia militar sionista contra la Franja de Gaza. 

La acción de Hamás en realidad solo perjudica a los habitantes de la Franja de Gaza. A quienes ven a Hamás una organización revolucionaria, les recordamos que Hamás es una organización extremista islámica, apoyada directamente por el régimen teocrático iraní y en alianza con la fundamentalista Hezbolá. Un gobierno de Hamás en una Palestina independiente sería más cercano al emirato talibán de Afganistán que a una nación gobernada por la clase trabajadora. Nuestro apoyo internacionalista va hacia Palestina, no hacia Hamás.

Una organización revolucionaria tiene, por encima de todo, los intereses de la clase trabajadora y no la expone a violentas represalias militares para lograr “victorias políticas” que no traen ninguna consecuencia positiva para el pueblo oprimido. El accionar de una organización revolucionaria es en conjunto con la clase trabajadora porque forma parte de la clase trabajadora y agrupa a su vanguardia marxista. Hamás puede jactarse hoy de haber realizado una de las más grandes ofensivas militares de la resistencia palestina contra Israel, pero ese “honor” solo redunda en beneficios políticos para esa organización y no logra nada positivo para el pueblo palestino. Con la ofensiva de Hamás el pueblo palestino solo ha ganado en aumentar su sufriemiento y seguirá sufriendo. La ofensiva de Hamás es la perfecta excusa que necesitaba Israel para lanzar una guerra final contra Palestina. Ese es el verdadero objetivo del gobierno israelita al declarar la guerra a la Franja de Gaza: hacer que desaparezca todo vestigio de autonomía palestina. 

Por su parte, el gobierno burgués autónomo que controla la Cisjordania palestina, encabezado por Mahmud Abbas, ha dado la espalda a sus hermanos de la Franja de Gaza, limitándose a pedir ayuda humanitaria a la comunidad internacional. Sin embargo, cada vez más se hace evidente que el próximo paso de Israel es la anexión definitiva de Cisjordania. El silencio de Abbas no librará a Cisjordania de la agresión militar israelita a gran escala.



El fin del Estado sionista y el nacimiento de un Estado socialista palestino-israelí: única solución al conflicto 


El conflicto israelo-palestino solo concluirá, o al menos estará cerca de su final, cuando el actual Estado sionista desaparezca. Y es que la esencia del actual Estado israelita es no solo la ocupación de Palestina, sino la desaparición de Palestina. El Estado israelita, como está concebido hoy, no puede existir sin un continuo ataque a Palestina. No estuvo, está, ni estará en el sionismo la coexistencia con Palestina y la caída del sionismo, implica la caída del Estado burgués israelita. 

Solo la clase trabajadora palestina organizada por una agrupación revolucionaria podrá decidir el rumbo a seguir y no continuará expuesta a acciones militares que solo responden a los intereses de una camarilla militar, en este caso religiosa fundamentalista. Solo el pueblo palestino puede decidir, mediante democracia obrera, cuál serán los pasos a seguir. De momento, estamos viendo las consecuencias del aventurerismo fundamentalista de Hamás. Por tanto, la lucha por la liberación de Palestina está indisolublemente ligada a la lucha por la Revolución socialista en Palestina. La masacre de Hamás en la fiesta de música tecno que se celebraba al sur de Israel solo habla de que, de triunfar Hamás, continuará el conflicto. Y en últimas, la clase trabajadora palestina también tendrá que enfrentarse a las organizaciones burguesas palestinas, las cuales, aunque desaparezca el Estado sionista, mantendrán bajo la explotación a la clase trabajadora.

El enemigo de Palestina no es el pueblo israelita, sino el criminal Estado sionista, que con su accionar se asemeja más al régimen nazi que a la prédica de los profetas judíos. 

Sin el accionar conjunto de la clase trabajadora de Palestina e Israel tampoco se logrará la liberación del sufrido pueblo palestino. Pero en la actual situación, el deber de toda aquella persona que se asuma comunista, es exigir el cese de la invasión israelita, luchar por la liberación de Palestina y en consecuencia, contra el Estado sionista de Israel. Mientras siga existiendo el actual Estado israelita, todo intento de paz regional implicará el sometimiento de Palestina. Mientras sigan las organizaciones fundamentalistas y burguesas encabezando la lucha del pueblo palestino, el pueblo palestino seguirá sin obtener la emancipación.


¡Por un Estado socialista palestino-israelí!

¡Viva la paz entre la clase trabajadora y la lucha de clases contra la burguesía!