Cuba en marcha al 2030

La crisis política cubana se agudiza cada vez más ¿Cómo será nuestra marcha hacia el 2030? El sociólogo cubano Ramón García lanza un agudo y necesario análisis de cómo las regularidades de nuestra historia pueden reaparecer en los próximos años. Con este artículo, Ramón García inicia así en Comunistas su columna Lunes de Cuba Crítica 



 

I

Las etapas del proceso y las nuevas realidades que resultaron del mismo.

 

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Somos una sociedad abierta al mundo. Desde la emergencia de una nueva sensibilidad de época, hasta una diáspora que equivale al 24% de los cubanos; pasando por el recambio generacional que se produjo en la sociedad. ¿Debo hablar en detalles sobre el asunto? Parecería una obviedad. Nadie lo pondría en duda: Cuba hoy es otra; incluso, como país y como nación.

Esto es un resultado de la revolución de las minorías que ocurre en Cuba en los últimos 30 años.

 Esta es una sociedad en donde se aceleran los tiempos, se multiplican los espacios y se individualizan los referentes de las personas. (Según la definición de Marc Augé, la nuestra es una sociedad sobremoderna.) Desde la perspectiva del cambio, tal vez lo mas significativo en dicha sociedad son los "espacios de frontera" mulas, autocontratación, etc.– que se han abierto en la misma.

 Advierto tres etapas en ese proceso y varias subetapas[1].

 Discursivamente, las reformas se extendieron por una década. Pero, en verdad, ellas naufragan mucho antes, en 2012. Sucede que la crisis política que significó la expulsión de Carlos Lage Dávila del Consejo de Estado, seguido de la militarización de la economía, marcó el final de las mismas.

 Desde luego, sería un error el considerar el proceso a partir de las revueltas que ocurren en Palacio.

 Creemos, en cambio, que la clave está en la creatividad popular y en las nuevas realidades que de ella han resultado. Este es el caso de la ‘economía mixta con anclaje en la comunidad' que emergió de modo espontáneo en las últimas tres décadas[2].

 Estamos en medio de un laberinto de vidas sin saber cuál es la salida ni cuándo saldremos del mismo.

 Ante todo, el estado de precariedad de la vida colectiva, el asedio imperialista contra la Isla y la crisis de la pandemia del Covid se confunde con el agotamiento de las reformas. Luego, existe un malestar popular que recorre la Isla y que resulta de un acumulado de políticas de Estado fallidas en seis décadas.

 Cuba es una llama que corre sobre un hilo de pólvora y va hacia un barril.

 Asistimos en la década de 2010 a la emergencia de un sujeto político-popular inédito (antisistema) que implica otra manera de hacer política y que resulta ser más exigente con los políticos. Evidentemente, todo ello hace más crítica la situación[3].

 Durante esa época se dio la transición de la sociedad cerrada de la era soviética a la nueva sociedad; algo que ocurre en las décadas de 1990 y 2000. Finalmente, en los años de 2010 y 2020 se ha estado dando un momento de clímax de la nueva sociedad, con un punto de inflexión que se da entre 2019 y 2021[4].

 

Definitivamente, Cuba vive hoy una situación revolucionaria.

 Sucede que "los de abajo" no están dispuestos hoy a aceptar el estado de cosas y "los de arriba" ha ido perdiendo el control de la situación. Ahora bien, esta no será la década del cambio revolucionario de la sociedad. Durante los años 2020 la política en Cuba adoptará una forma cívico-popular y se practicará en una escala comunitaria, creando así un país que será definitivo a finales de la década de 2030. En esa fecha es que se cerrará el ciclo histórico de un tipo de sociedad que se abrió con el siglo.

 

II

Punto de inflexión, de la Constitución de 2019 a las protestas en julio de 2021.

 

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Las protestas de julio pasado tomaron por sorpresa al Gobierno cubano, a los opositores al castrismo y al mundo entero. Aunque este estallido social fue previsto por algunos, --entre ellos, el autor de este artículo-- nunca se tuvo conciencia plena de la situación hasta que esta estalló en medio de la sociedad. Todavía hoy la clase dirigente en Cuba no logra superar el estado de desconcierto y su reacción es defensiva.

Debemos de saber cómo es que funciona el sistema de dominación de la sociedad que aplica el castrismo[5] para entender en qué consiste la novedad de lo sucedido.

 Durante seis décadas el régimen dispuso de válvulas de escape que han permitido bajar la presión a la caldera en situaciones límite que han puesto en riesgo al mismo. Significa que en cada momento el pueblo cubano ha podido evitar la confrontación con el régimen y seguir adelante. Luego, aún siendo así, no siempre ha sido posible evitar el conflicto. Este es el caso de las protestas de julio pasado, donde al parecer todo fue resultado de errores políticos de última hora cometidos por la clase dirigente en Cuba[6].

 Entonces, ¿cuál fue la situación que se dio en la Isla y que impidió que el pueblo hallará una puerta de salida y evitar el conflicto?

Durante los años 2020 y 2021 la pandemia del Covid bloqueó la economía del turismo y frenó el flujo migratorio de los cubanos hacia el exterior. También se vio afectado el comercio de frontera (mulas) –con una economía que solo es comparable en en términos de disponibilidad de fondos con la economía de remesas– cuyo colapso produjo un desabasto de productos que el Estado no pudo cubrir ni siquiera en el comercio minorista con las tiendas en divisas. Finalmente, están las sanciones adoptadas por Donald Trump, las que hicieron el resto al obstruir el flujo de las remesas, que fue creciendo hasta alcanzar la cifra de 3,100 millones de USD anuales.

Pero todo eso ocurre con un telón de fondo. Hablo de un malestar popular que recorre la Isla y que es resultado de un acumulado de políticas de Estado fallidas en seis décadas. Esta es la yerba seca sobre la que cayó la chispa.

 Desdichadamente, los actos de protesta de julio pasado han sido objeto de manipulación por los bandos en disputa y cada quién ha arrimado la braza a su sardina. Advierto, en tal sentido, que todos los testimonios que fueron usados por los medios oficiales y de la oposición al régimen han sido derivados y no propios. Desde luego, este tipo de lectura sesgada dice más de esos medios que de las razones de la insurgencia popular que no logran entender los mismos.

Detrás se haya un sujeto político-popular (inédito) que fue artífice de la Constitución de 2019 y que protagonizó las protestas en julio pasado. Desde una visión leninista del poder, considerar al precariado como “sujeto de la revolución” es lo menos un exceso. Pero, ¡qué pena!, esa ha sido la realidad de nuestra América y no la que imaginó Marx hace un siglo y medio[7]. Desde los cerros en Caracas hasta los barrios marginados en La Habana, será en ellos que se hallará hoy al “sujeto de la revolución”.

Creemos que aquél que tenga un interés por saber realmente cuál es la naturaleza del “sujeto de la revolución” en Cuba hoy, debería de considerar su proceso de formación, sus manifestaciones y su conducta en la actualidad.

Este es el caso de la Constitución de 2019, por ejemplo, dónde se revela la actitud antisistema del mismo. Advierto, en tal sentido, que el proyecto de Constitución que fue propuesto por el Partido para su discusión, fue corregido en dos tercios, y, cuando fue sometido a referéndum, fue aprobado por el 73% de los cubanos. Efectivamente, la nueva Constitución es antisistema[8], contraria al poder instituido en la era soviética.

Sucede que la derecha oficialista se atrinchera hoy en la legalidad de Ancie Regime (status quo) y trata no sólo reducir el alcance y sentido del texto constitucional, sino que se empeña en alterar el plan legislativo que ordena la Ley Suprema para blindar al Estado policial en contra de la sociedad.

 

III

 

Proceso de transición de la sociedad. ¿Cuáles son los escenarios posibles en la década de 2020?

 

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Después de vivir una experiencia seis décadas, somos hoy una sociedad fracturada, despolitizada, desarmada que se rehace sobre la marcha. Dentro de esa sociedad, hay fuerzas más conservadoras que se resisten al cambio. Estamos ante una derecha oficialista --integrada por miembros de la nomenclatura del PC cubano-- que se empeñan en frenar los cambios en defensa de sus privilegios. La derecha opositora, --que aboga por un capitalismo más privatista-- en cambio, apuesta por desquiciar el proceso para pescar en río revuelto.

Debemos de estar enterados de que la fuerza de las derechas en Cuba se debe a la fragilidad del régimen cubano[9].

Después de una fratricida polarización política en el primer lustro de la década de 1960, nunca más algo así volvió a suceder en Cuba hasta julio pasado. (Incluida la Crisis del Mariel.) Durante los 60s fue un conflicto entre pueblo y oligarquía; mientras que la contradicción hoy es entre pueblo y régimen.

 Advierto que, cada vez más, el espectro político cubano es el mismo en todas partes.

 Cuando se piensa una solución al dilema de Cuba --esa es la norma-- uno imagina que será un cambio “desde arriba”. Esto es algo que se explica a partir de la visión leninista (trasnochada) que adopta la clase dirigente en Cuba y eso nos afecta a todos en tanto una manera de hacer política. Pero esa visión de la revolución se da de narices con la realidad.

Sucede que en las últimas tres décadas en Cuba ocurrió una revolución de las minorías que supone otra solución al problema. Desde abajo, desde adentro. En medio de ese proceso la sociedad logró amplias cuotas de autonomías que capitaliza hoy a su favor. Y lo hizo más allá de la “política”. Significa que esa otra manera de hacer política en Cuba no comulga con la visión leninista de la revolución de nuestra clase dirigente.

Imaginar cual puede ser el futuro de una sociedad, entre otras variables, nos obliga a considerar cuál es la correlación de fuerzas a su interior, cuáles son las tendencias que dominan el proceso, que tipo de tradiciones y de experiencias son propias de esa sociedad.

 Advierto que todo ello se resuelve al pensar en los escenarios que son posibles[10].

Desde luego, este no será el espacio ni la ocasión en donde se problematicen las Cuba posible o deseada. Espero, sin embargo, que el artículo de motivos a una polémica para la que me abro de antemano.

Luego, en caso de ser obligado a decir cuál de estos escenarios tiene una mayor probabilidad de éxito advertiría que todo va a depender de la evolución de las circunstancias y de las luchas políticas.

Así ha sido la historia de Cuba en los últimos 63 años.

Parece obvio, no obstante, que en todos los casos se producirá una transferencia de poder a favor de la sociedad. En el caso 1, por ejemplo, esto se reduce a la creación de estados liliputiences despóticos que dejaría la política en manos de mafias locales. En el caso 2, en cambio, esta tendencia se podría traducir en una corporativización de la sociedad local y una guetificación de la vida colectiva.

Cualquiera sea el caso, vamos a asistir a la rearticulación del tejido social y económico de la sociedad. Veremos crecer y consolidarse con ello un mayor activismo social y comunitario entre los cubanos. Significa que la nación se estará dando una solución de continuidad, aun cuando hoy no se sepamos bien cuáles serán sus destinos.

 Finalmente, nada de lo dicho asegura el éxito de alguna de las Cuba que hemos imaginado. Insisto, todo va a depender de la evolución de las circunstancias y de las luchas políticas.  (Pensar otra cosa es creer que el Partido es una Casa de Beneficencia.) Aunque, se sabe, no van a faltar aquellos que se empeñan en impostar ideas en la realidad.

 

Referencias.

 

Cornelius Castoriadis: “El imaginario social instituyente”; Zona Erógena No. 35, 1995 (http: //www.educ.ar).

Daniel Guérin: Rosa Luxemburgo y la espontaneidad revolucionaria; Buenos Aires: Anarres, s.f.

Guy Debord: La sociedad del espectáculo; http: //www.sindominio.net/ash/espect.htm, 1967.

Hannah Arendt: Sobre la revolución; Buenos Aires: Alianza Editorial, 1988.

Jacques Rancière: En los bordes de lo político; http:www.philosophia.cl Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.

Luisa Íñiguez Rojas y Omar Everleny Pérez: “Territorio y espacio en las desigualdades sociales de la provincia Ciudad de La Habana”; Centro de Estudio de la Economía Cubana, 2007 –versión digital.

Mayra P. Espina Prieto: Políticas de atención a la pobreza y la desigualdad. Examinando el rol del Estado en la experiencia cubana; CLACSO, 2009 –en CD-ROM.

Marc Augé: Los no-lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad; España: Editorial Gedisa S.A., 1992.

Michel de Certeau: L`invention du quotidien. 1. Arts de faire; Editions Gallimard, 1990.

Michel Foucault: La verdad y las formas jurídicas; Barcelona: Editorial Gedisa, 1996.

Milovan Djilas: La nueva clase. Análisis del sistema comunista; México DF: Instituto de investigaciones internacionales del Trabajo, s.f.

Murray Bookchin: “6 tesis sobre municipalismo libertario”; Santiago de Chile. Instituto de Estudios Anarquistas, abril de 2005 (http: //www.institutoanarquista.cl).

Montserrat Galceran: Deseo (y) libertad. Una investigación sobre los presupuestos de la acción colectiva; Madrid: Traficantes de Sueños, 2009.

Paolo Virno: Gramática de la multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas; Madrid: Traficantes de Sueños, 2003.

Raphael Samuel: Historia popular y teoría socialista; Crítica, España, 1984.

Robert Kurz: “Dominación sin sujeto. Superación de la crítica social reductora”; http://www.plane-ta.clix.pt/obeco

Sheila B. Kamerman y Alfred J. Kahn: La privatización del estado benefactor; México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.



[1] Las subetapas son: repliegue, 1991/1994; recuperación, 1995/2000; contraofensiva, 2001/2007, y reformas, 2008/2012.

[2] Advierto que la economía mixta en cuestión está hecha de economía no-estatal y economía sumergida, pero no agota su complejidad de estas últimas. Quizá los mas importante de esa economía es que ha creado el tejido social y económico que respalda las autonomías que fueron logradas por la sociedad ante el Estado y el mercado en las últimas tres décadas. Dentro de ella caben todas las formas de propiedad, pero lo decisivo es el anclaje en la comunidad.

[3] Precisamente, fue ese sujeto político-popular el artífice de la Constitución de 2019 y el protagonista de las protestas de julio pasado.

[4] En los años 2010 y 2020 que se dio el momento de clímax en la nueva sociedad, mientras que los hitos de la inflexión son la Constitución de 2019 y las protestas de julio de 2020.]

[5] Castrismo no es Castro, sino castrense.

[6] La apertura al turismo –por ejemplo– se realizó en un país que carece de antibióticos. La política de devaluación de la moneda se aplicó en medio de una pandemia.

[7] Convendría, en tal sentido, que veamos “Canción de barrio” de Alejandro Ramírez Anderson; filme que revela un mundo ausente en las políticas de Estado y la gestión del Gobierno y que dio el salto a las calles de Cuba en julio pasado.

[8] Pienso que es excelente un texto si se tiene en cuenta el catálogo de derechos y el sistema de garantías que contiene el mismo. Cierto, la nueva Constitución nació con una Enmienda Platt clavada en medio de pecho –artículos 5, 14 y 221--. Pero como toda Enmienda Platt, hay una Revolución del 33 que no demorará en suceder.

[9] Hablamos de la perdida de legitimidad del régimen, de la reducción de su hegemonía, de la ineficacia del orden institucional.

[10] Escenarios posibles:

1. Desestatalización estatalizante.

Implica hallar una solución de continuidad para el régimen, (estatalista) algo que se lograría a partir de la actualización del sistema.

2.     Privatización de la sociedad.

Supone la creación de una economía de libre mercado, una sociedad de individuos y una democracia de élites y corporaciones. 

2.     Comunización de la sociedad.

Conlleva una conversión del Estado y el mercado en extremidades de la sociedad, dotando de sentido de comunidad cada rincón y cada momento de la misma.

3.     Economía social de mercado.

Significa una apuesta por el Estado de bienestar, evitando los excesos del capitalismo privatista y el socialismo estatalista.

5.     Formación supranacional.

Integración en una federación de Estados independientes y soberanos basados en un régimen de autonomía de las comunidades.