Cuba: El futuro a debate ¿la NEP como salida?

 


¿Una NEP cubana, donde las reformas económicas liberales sean durante un limitado periodo y desde un inicio enfocadas como un retroceso político, o un “socialismo de mercado”, es decir, la propuesta de Deng Xiaoping donde las reformas económicas liberales no se ven como un retroceso, sino como parte del sistema socialista? ¿Que la Revolución mundial o al menos regional no triunfe implica necesariamente este tipo de medidas económicas en aras de ir construyendo el socialismo? ¿Cómo después se puede destruir la clase burguesa nacida durante ese periodo de retroceso? Preguntas como estas saltan cuando se lee este polémico artículo de Yunier Mena el cual da inicio a un debate público acerca del destino económico y político de Cuba.

Las siguientes notas son parte de un debate inconcluso que sostenemos en el colectivo Comunistas aquellos que en él escribimos porque nos interesa pensar un futuro libre de capitalismo y de las indigencias culturales, económicas, sociales y ecológicas que este sistema económico genera a nivel mundial. El capitalismo contemporáneo concentra la riqueza en el norte y hunde en la miseria y las enfermedades perfectamente curables a millones en el África y todo el sur sobre el que ha mantenido y profundizado el subdesarrollo. La situación cubana es una suma de complicaciones y tensiones acumuladas que sirvieron de base a que en pocos meses recientes emigraran, como nunca antes, miles de personas. La gran escasez, mediocridad y caos en la mayoría de los sectores sumen a la sociedad en una gran agonía por más que la prensa y los agentes cubanos de la esperanza en el marco de la política oficial intenten dar aliento. Dentro de esa gran escasez de todo lo más crítico es la falta de alimentos, medicamentos y electricidad, pero la existencia del país en general es una extensa penuria no funcional e inaceptable donde es casi imposible encontrar algo que funcione como debe.

Si los trabajadores dispusieran de mayor democracia para tomar decisiones en los centros productivos y en todos los asuntos públicos, más que las consultas al uso, la productividad se elevaría, pero la escasez continuaría siendo prevaleciente, pues no hay materias primas, tecnologías y recursos financieros suficientes. El bloqueo sigue, la revolución mundial se demora y puede retroceder varias veces y el país continúa su agonía en el subdesarrollo actual o caerá bajo el peor capitalismo subdesarrollado despreocupado por los índices de desarrollo humano.

La solución es difícil y tiene que ser muy singular como lo es Cuba: país de poca extensión, sin recursos minerales en buen número, y de población cada día más escasa que tiene en su estructura socioeconómica cierta lúcida inercia socialista que las oposiciones no pueden menguar inmediatamente. Cuba no tiene condiciones naturales ni económicas para ocupar un lugar de vanguardia a nivel mundial en el remplazo del capitalismo por el socialismo y no puede permanecer aislada del mercado mundial, vía presente universal de intercambio. Lo más adecuado es defender la transición socialista cubana en la dirección de Lenin y Trotsky por un lado, y por otro no. Esto lo sugiere la condición anteriormente referida de Cuba: su escasa potencia natural y económica. En esta condición entra la cuestión del bloqueo. El mejor camino para el país es una economía de mercado con meta socialista como modelo sociopolítico de desarrollo para la transición socialista. Nuestro grado de desarrollo es inferior al capitalismo desarrollado por lo que no estamos en ningún socialismo, sino que vamos haciendo un tránsito hacia ese sistema con unas fuerzas productivas deplorables y unas prácticas políticas burocráticas enemigas de la transición.

Para llegar al socialismo, desde nuestra condición particular en este mundo de hoy, hay que usar el mercado para tensar al máximo las fuerzas productivas, para atraer inversores extranjeros, tecnologías, materias primas, saberes, medios de consumo y población. Frente al mercado el Estado debe garantizar los intereses sociales y nacionales, regularlo pero no trabarlo y sofocarlo como a un enemigo. El mercado es el instrumento más potente para el crecimiento económico a nuestro alcance y es en eso un aliado, también es la única manera de torpedear el bloqueo. Cuando los empresarios estadounidenses sientan que están perdiendo un volumen de dinero no despreciable por no comerciar con Cuba el bloqueo no se sostendrá. El mercado tiene que tener un amplio margen de acción y alcanzar una actividad económica superior a todo el conjunto de 1902-2022 para que podamos hablar de la posibilidad real del socialismo. Cosa solo posible con una economía moderna. Este país es demolible y debe ser demolido, toda su infraestructura atrasada y sus ciudades favelizadas para construir y generar a la altura de estos tiempos.

No solo se trata del uso del mercado, este debe integrarse en un sistema con una democracia obrera superior a la actual por medio del control obrero, no burocrático, del Estado y los centros de producción, y por medio del control compartido de estos centros entre los obreros-Estado y el capital extranjero en las empresas formadas entre cubanos y extranjeros. ¿Por qué capital extranjero? Porque los obreros que son explotados en el exterior no se han revelado aún contra la burguesía que los explota y Cuba está obligada a comerciar para sobrevivir y para hacer avanzar sus fuerzas productivas. Los cubanos no pueden librarse de la explotación capitalista antes de que el resto de los obreros de los países de economía avanzada se liberen a sí mismos de la plaga burguesa. La reducción paulatina del mercado debe acontecer en Cuba según el avance de la revolución socialista mundial: mientras los obreros van derrocando a sus explotadores en el exterior el capital extranjero irá desapareciendo y un nuevo intercambio cooperativo y solidario surgirá. En todo este período los rasgos mercantiles coexisten con los de nuevo tipo.

No puede haber monopolio del comercio exterior en esta transición, las importadoras/exportadoras demoran y encarecen, actúan contra el dinamismo necesario en la producción, y en nuestro caso hace falta una inmersión intensa en el mercado mundial para reducir al máximo nuestras insularidades. Esto no quiere decir que el Estado no regule o intervenga para dar equilibrio a la relación desventajosa de la nación con el mercado mundial. Por medio de impuestos el Estado tiene que garantizar dinero para mantener los indicadores de desarrollo social cada vez más arriba. El Estado Obrero con su Ejército Obrero y su legalidad es la garantía política de la transición. Hay que agregar al punto de la democracia obrera el pluripartidismo de las alternativas comunistas: pues pueden existir partidos en base al qué, pero también al cómo y al cuándo, y esto es saludable contra la burocratización y la corrupción. Un cuarto principio es el internacionalismo proletariado (además del mercado, la democracia obrera y la reducción paulatina del mercado) sin entrar en conflictos militares de gran escala para los cuales no tenemos condiciones: población y recursos naturales.

Debe haber grandes empresas que serán controladas por la burguesía internacional y el estado obrero nacional. Igual con las pymes: el Estado ahora burocrático convertido en esos trabajadores de la pequeña o mediana empresa compartirán el control con el ahora único dueño. Si el mercado no trabaja en un contexto de democracia obrera la transición al socialismo no se produce. La burguesía no se extingue, pero pierde libertad de acción, luego se extinguirá por medio de la expropiación el que vive del trabajo de los demás. La revolución cubana actuó en muchas cosas como debía según su época. Esta época post soviética deja claro que la revolución mundial retrocede y avanza muchas veces antes de vencer por completo, por tanto nuestra economía debe avanzar hacia el comunismo con una articulación dinámica: ir entrando gradualmente a lo comunista sin irnos por delante de la revolución mundial y con amplias relaciones con el mercado mundial.

En esta propuesta la burguesía podrá explotar el trabajo ajeno, pero tendrá que compartir el control con los obreros que velarán por sus salarios y los derechos del Estado obrero y velarán por su superación personal y bienestar como el Estado en transición que son. El poder obrero se basará en la parte de los medios de producción que poseen los trabajadores y en el poder del Estado desde su base hasta su cúpula movible democratizada. Si el Estado obrero regula desde el poder el proceso globalmente hace control obrero en transición. Esta propuesta es innecesaria y no viable para países extensos con vastos recursos que permitan tomar el camino con otros métodos y velocidades hasta lograr altos índices culturales, científicos e industriales.

El recrudecimiento del bloqueo estadounidense y el enrarecimiento del panorama económico mundial a causa de la pandemia de covid demostraron con una claridad no siempre disponible el grado de dependencia desmesurada de la economía cubana con respecto a la producción mundial de bienes y servicios. La base de esta dependencia es la condición de Cuba como país pequeño pobre en recursos naturales e históricamente agredido y explotado por potencias extrajeras, por lo cual tampoco cuenta con los recursos tecnológicos y financieros necesarios. Para su subsistencia y desarrollo Cuba no puede prescindir del contacto con el mundo, del intercambio y la complementariedad económica con otras regiones y países. Aquí es donde el bloqueo juega su papel efectivo en beneficio de los intereses imperialistas. Si Cuba fuera un país enorme y con alta cantidad de recursos naturales los efectos del bloqueo podrían ser sobrellevados sin lamentar daños de gran envergadura como los que hoy padecen los cubanos. En Cuba debe adoptarse una política económica agresiva contra el bloqueo, el atraso y la desconexión respecto al mundo que comercia y es capitalista.

La principal fuente de desarrollo para Cuba es su relación de mutuo beneficio con el mundo y para esa relación no hay actualmente otra vía que el mercado. De tal manera, la economía nacional está obligada a ser una economía de mercado insertada en el mercado mundial donde todas las fuerzas productivas se tensen al máximo y los actores económicos se diversifiquen hasta un supuesto infinito. El Estado por medio de impuestos y leyes regularía el mercado y colocaría límites a aquellos intereses extranjeros que no respetasen las necesidades de desarrollo del país, así como asumiría responsabilidades sociales de primer orden como la salud pública, la educación y el monitoreo de la preservación ambiental.

Desde la caída de la URSS a la hora presente se han realizado en Cuba múltiples acciones para conectar al país con el capitalismo mundial sin desechar la meta socialista, que por lo justa siempre debe ser conservada. Es hora de dar pasos más firmes en ese sentido: usar al máximo el capitalismo mundial (lo que hay), para producir las bases técnicas y materiales del socialismo. Además, la caída de la URSS demostró que si en el futuro nuestro país solo mantiene relaciones económicas con países en tránsito al socialismo en caso de retroceso (algo habitual en la historia) nuestra economía se contraería y aislaría, por lo que debemos mantener relaciones plurales con el mundo hasta que se produzca en este un tránsito mayoritario al socialismo. Las medidas a tomar para lograr el avance económico y social no tienen que ser de nuestro agrado, sino solo las que, sin más, deben ser tomadas:

1. Dar la máxima participación al capital privado nacional y extranjero en todos los sectores de la producción de bienes y servicios, incluso a los antiguos dueños o a sus herederos interesados en hacer grandes inversiones.

2. Incluir en la extensión de la actividad privada las grandes empresas estatales que el Estado, por sus escasos recursos, no pueda hacer productivas y competitivas.

3. Otorgar al capital amplia ventaja para estimularlo, pero hasta un nivel que no haga imposible la capacidad del Estado para cumplir sus responsabilidades sociales y políticas.

4. Potenciar el control (gobierno) obrero a todos los niveles y la actividad de los sindicatos en defensa de los intereses de los trabajadores frente al capital.

5. Mantener una legislación laboral que beneficie a los trabajadores.

6. Expandir de modo paulatino un sector público consolidado a partir de lo recaudado por impuestos y a partir de créditos de socios.

7. Permitir a otros partidos comunistas proponer leyes y medidas a las instancias estatales debidas, con la observancia de la unidad nacional, en el marco de una economía de mercado con meta socialista o sobre diversos cómo y cuándo en el proceso de transición al socialismo.

8. Garantizar en ese nuevo contexto un sistema de prensa pública diferenciada de las prensas partidistas donde puedan expresarse las contradicciones y la razón pueda operar sin trabas.

9. Servir de tribuna y refugio para la clase obrera mundial en lucha contra el capital.

10. Consolidar y expandir el sector público con el apoyo de futuros países socialistas desarrollados.

Por medio de esta economía de mercado con meta socialista el país puede transitar al socialismo de modo más desarrollador, efectivo y razonable. El Estado debe implementar un mercado insertado en el mercado mundial que lo ponga en mejores condiciones para atender a sus responsabilidades sociales y de desarrollo económico sobre la base de las garantías políticas para la expansión paulatina futura del sector público en concordancia con el avance mundial del socialismo.