La burocracia cubana destituye a joven director de medio de prensa gubernamental

 




 Hace unas horas Armando Franco Senén, director de la revista Alma Mater fue destituido de su puesto por el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas sin más explicaciones.

La destitución del joven director que conduce a un medio de prensa gubernamental por un camino ligeramente crítico ya es un hecho normalizado. El periodista Darío Alejandro Escobar fue destituido en 2018 por causas similares: la revista Somos Jóvenes -medio de prensa dirigido por Escobar- se había convertido en una publicación gubernamental ligeramente crítica. A Darío Alejandro Escobar se le construyó un falso cargo político y fue removido: sucesivamente ha sido relegado de cualquier puesto.

En el caso de Armando Franco Senén la burocracia ha reprimido más “eficazmente”: el Buró Nacional no solo destituyó a este rebelde funcionario, sino que también eliminó el cargo de director de la revista Alma Mater. Es evidente que la burocracia cubana no quiere volver a tener la experiencia de un joven funcionario rebelde. Ahora será la máxima dirección de la UJC quien controle directamente la revista Alma Mater. Veremos cómo Alma Mater cae no solo en la docilidad total, sino también en la mediocridad.

La burocracia cubana teme que la juventud revolucionaria se exprese. Para dar una imagen contraria al actual escenario, la burocracia cubana se inventa jóvenes supuestamente críticos y cuando estos realmente hacen valer su opinión son destrozados. Esta es una vieja práctica estalinista. La diferencia con los años grises de la censura vivida en los setenta cubanos, es que hoy en Cuba peligrosamente se conjugan una crisis económica con una crisis política. Censurar es un arma que, un disparo fallido y puede la bala sacar chispas de la roca. El campo está seco: una chispa y se incendia. Las masas populares no irán a apagar el incendio que destruya las mansiones de la burocracia. La juventud traicionada no convocará a sacrificarse para apagar el incendio.

 Las revolucionarias y revolucionarios cubanos condenamos los procedimientos de tomar decisiones sin contar con los jóvenes y la clase trabajadora. Ningún buró, sea con minúscula o mayúscula, puede tener en sus manos el destino de millones de personas. La clase trabajadora es quien debe tomar las decisiones y no los burócratas que ocultan información para resguardar el poder y continuar viviendo del trabajo ajeno. Queremos un gobierno comunista de trabajadores, no una dictadura de las oficinas, tan enemiga de la revolución como el imperialismo. Exigimos que el Buró Nacional de la UJC anule tal decisión. Pero el problema mayor es la burocracia cubana que ha degenerado políticamente al punto de ser irreversible su decadencia. Y la clase trabajadora no tiene información porque no tiene el poder ¿Acaso no debemos tomarlo a cualquier precio?

Comité Editorial de Comunistas