La rebelión contra los cánones de belleza y la sociedad capitalista

"Vos podés amar tu cuerpo pero cuando salís a la calle, el mundo es otro", dice la periodista trotskista argentina Celeste Murillo en el programa radial Columna de cultura de El Círculo Rojo (jueves a las 22 a 24 en Radio Con Vos FM 89.9). 

¿Es efectivo rebelarse contra los cánones de belleza establecidos en la sociedad capitalista, incluso en Cuba, donde se intentó construir el socialismo, pero hoy son hegemónicos los rezagos pequeñoburgueses? Para estimular este debate desde el marxismo, republicamos el artículo Belleza, mandatos y libre elección que apareció recientemente en La Izquierda Diario.



Belleza, mandatos y libre elección

Celeste Murillo

@rompe_teclas



· Hace unas semanas, la muerte de Silvina Luna (producto de la mala praxis del médico Aníbal Lotoki) reabrió algunos debates alrededor de los mandatos de belleza y la libre elección.

· En esas discusiones aparecieron, sobre todo, dos visiones. Una que decía que cada mujer hace con su cuerpo lo que quiere, que se trata de una decisión libre y personal, que el problema central era la mala praxis y que no es correcto opinar sobre lo que hace alguien con su cuerpo. Otro sector se enfocó en el impacto de los mandatos y estereotipos de belleza sobre las personas, en general, y las mujeres en particular.

· Me incluyo en el segundo grupo, sobre todo porque creo que la “libre elección” tiene demasiados condicionantes (uno de ellos, el mandato de ser lindas).

· Sobre la libre elección, me parece interesante lo que explica la filósofa española Ana de Miguel en su libro Neoliberalismo Sexual: las sociedades patriarcales sostienen que al haber igualdad formal las elecciones de las mujeres son libres. Pero, explica, la libre elección es relativa cuando está rodeada de condicionantes y vivimos en sociedades atravesadas por la mercantilización y, en particular para las mujeres y personas LGBT, la cosificación, el tratamiento como objetos sexuales.

· Afecta más a las mujeres no porque seamos más sensibles sino porque en el combo de las sociedades patriarcales, la cosificación y sexualización son elementos elementos que siguen ordenando estereotipos. Por eso la belleza se mantiene como valor para las mujeres (más que para los varones, aunque también los afecta).

· La belleza no es natural ni objetiva. Es histórica y está relacionada con imágenes y estereotipos en las sociedades en las que vivimos. Por ejemplo, la delgadez no siempre fue un atributo de belleza; hace menos de un siglo una mujer delgada no era considerada atractiva.

·En la moda, donde se expresan muchos cambios sociales, se mantiene relativamente intacta la preeminencia de la función ornamental de la vestimenta femenina. Es decir, que la función de la ropa diseñada “para mujeres” es hacerla atractiva (un ejemplo gráfico son los bolsillos).

· Hoy, además de las críticas feministas a los estereotipos de belleza, existen otros discursos conocidos como “amor propio” o body positive (positividad corporal).

· Ambos incluyen algunos aspectos positivos, pero son, en el mejor de los casos, impotentes frente al bombardeo cotidiano de imágenes que dicen lo contrario. Vos podés amar tu cuerpo pero cuando salís a la calle, el mundo es otro, no vivimos aislados, y es imposible desarmar los estereotipos uno a uno, persona por persona.

· Otros terminan reducidos a campañas publicitarias de empresas de ropa o productos de belleza (y terminan alimentando otros estereotipos o explotando un nicho).

· El bombardeo de los medios y las redes sociales sobre cómo debe ser el cuerpo femenino es abrumador. Y a la vez es lo que hace impotentes los discursos bien intencionados y también deja floja de papeles la libertad de elección.

· Porque podés operarte o hacer dietas extremas porque vos lo decidís, pero la imagen de tu cuerpo no tiene un valor diferenciado por tu “libre elección”, circula igual que una publicidad de un pantalón que alienta a la delgadez extrema, de modelos lánguidas o la de una conductora de tele a la que le dicen que use un pantalón ajustado para comentar noticias. Todas las imágenes valen lo mismo y reproducen el mismo estereotipo: para ser atractiva tenés que ser flaca. Es lo que explica, en parte, que el 70 % de las argentinas están disconformes con su cuerpo, según la última encuesta de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia de 2021).

· En ese bombardeo, las producciones culturales son clave. Cualquier persona menor de 40 años que vive en Argentina vio al menos una producción de Cris Morena. Si hay algo que se mantuvo intacto en las series y telenovelas mega exitosas de Cris Morena es la delgadez como signo único de la belleza (de hecho hoy se conoce la discriminación que sucedía en los casting).

· No todas las producciones son iguales, hay algunas que intentan reflexiones o proponen otras ideas:


· La muerte le sienta bien (1992). ¿Hasta dónde llegarías a cambio de la juventud eterna? Es una comedia negra que exploró hace más de treinta años hasta dónde podían llegar la presión y la ambición de rehacer tu cuerpo con la cirugía estética.


· Shrill (2021). “Hola, soy gorda” escribe Annie en un artículo para el medio en el que trabaja. Es una periodista ansiosa por abrirse paso pero para casi todo el mundo es solo una cosa: gorda. La comedia está basada en el libro autobiográfico de Lindy West y aborda de varias formas la gordofobia, que está tan incrustada en las series y películas que casi no hay protagonistas gordas que no estén definidas estrictamente por eso.