Protestas en Santiago de Cuba



Cientos de obreros de la segunda ciudad de importancia en Cuba han salido a protestar llevando consignas básicas: “Corriente y Comida” y “Tenemos hambre”. Doce horas diarias sin electricidad, el pan que vende el Estado de manera racionada solo para menores de 13 años y muchas veces ninguno.

El gobierno ha dejado la venta de pan al sector privado quien importa harina del extranjero: se desentiende así de las responsabilidades que tiene un Estado obrero. Lo mismo sucede con el resto de los alimentos: el sector privado capitaliza la venta y el Estado se retira, recortando de manera peculiar los beneficios a la clase trabajadora.

Las protestas comenzaron en las zonas más humildes de Santiago de Cuba: obreros, desocupados, todos afrodescendientes: el sector social que a pesar de décadas de construcción del socialismo continúa siendo relegado: los principales barrios obreros de Cuba están compuestos mayormente por afrodescendientes. Los blancos racistas los califican de vagos. Los afrodescendientes luchan por sus derechos, ya sea un intelectual, ya sea el obrero en la calle. 

Estas protestas, espontáneas como las del 11 de julio de 2021 y todas las de 2022, no tienen más orientación política que la protesta reivindicativa, y ninguna organización opositora cubana asume haberlas organizado. También el estallido de la revolución que depuso al zar de Rusia en febrero-marzo de 1917 comenzó con las mujeres de Petrogrado exigiendo un mendrugo de pan negro y no eran dirigidas por ninguno de los partidos socialistas del momento.

Es cierto que en los países del mal llamado Campo Socialista del Este Europeo las protestas contra la burocracia devino en la restauración capitalista, pero también es cierto que esto sucedió por la falta de una conducción revolucionaria. Ponerse al lado del camino porque no hay una organización revolucionaria dirigiendo a la clase trabajadora cubana en sus protestas es una traición misma a la clase trabajadora.

La burocracia cubana ha tomado irreversiblemente el camino a la restauración capitalista. Los recortes de su nuevo paquetazo hacen que se debilite aún más. Pierde constantemente legitimidad al punto de que el 24 de enero el presidente cubano ordenó a los cuadros del PCC que convenciera a las bases el porqué del paquetazo: el hambre no se explica, menos aún la pueden explicar quienes imponen el hambre desde lujosos palacios.

Los manifestantes fueron a la sede del PCC donde, desde el techo, los representantes del gobierno intentaban calmarlos. Poco después, la electricidad volvió y ha comenzado la venta de alimentos en la ciudad. Santiago fue la ciudad donde comenzó la revolución cubana. Santiago puede ser otra vez el motor de la definitiva revolución socialista.

(Al terminar de publicarse esta nota, recibimos la información de que las protestas también se habían extendido a la ciudad de Bayamo).