Este 19 de septiembre el Tribunal Supremo de Cuba informó que de los 15 detenidos por participar en las protestas de Bayamo sucedidas en marzo de 2024 “8 fueron sancionados a privación de libertad entre seis y nueve años, 5 entre tres y cinco” mientras que otros dos fueron sancionados a realizar trabajo correccional durante dos años sin encarcelamiento. Es decir, por el hecho de haber participado en protestas, trece personas han sido sancionadas a cumplir entre tres y nueve años de prisión.
Las protestas en Bayamo de marzo de 2024 estallaron debido a los prolongados cortes de electricidad que duraban hasta veinte horas diarias. Días atrás, Santiago de Cuba había estallado en protestas por la escasez de alimentos tan básicos en la dieta de la familia obrera cubana como el arroz.
No es casual que estas sanciones hayan sido anunciadas en medio del peor momento de la crisis energética que atraviesa Cuba donde ya el gobierno ha normalizado cortes de electricidad diarios como mínimo de cuatro horas en La Habana, extendiéndose al doble en las otras provincias.
Las protestas son un derecho fundamental a toda ciudadanía y si el gobierno cubano las reprime con tamaña alevosía se debe a la fragilidad política del régimen de Díaz-Canel que desde su llegada a la presidencia no ha tomado una medida en favor de las mayorías populares.
Desde Comunistas hacemos nuevamente el llamado a que las izquierdas internacionalistas exijan el fin de la represión en Cuba. Le recordamos a esas organizaciones que todavía apoyan al gobierno cubano que están apoyando un régimen pro capitalista.
La construcción del socialismo es imposible de realizar si la clase trabajadora no tiene derechos tan fundamentales como la protesta. Los cortes de electricidad que aplica el gobierno cubano forman parte de la política de ajuste procapitalista caracterizada por la privatización, el recorte de la asistencia social y el desentendimiento de la alimentación, mientras continúan apostando por la quebrada industria del turismo. En cambio, la agricultura es completamente desfinanciada, dejando el campo en manos del campesinado rico que especula con los precios y el hambre de las mayorías. Cuba no es socialista: transita abiertamente al capitalismo y en su tortuoso transitar es la clase trabajadora quien sufre.
La represión que lanza el gobierno cubano solo ayuda a la expansión del anticomunismo en Cuba dentro de la juventud, aunque, a fin de cuentas, el gobierno cubano lo que más desea es una juventud enajenada para poder aplicar la restauración capitalista sin las protestas populares.
¡Abajo la restauración capitalista que encabeza la burocracia dirigente cubana!
¡Que sea la clase trabajadora quien gobierne!