Este 21 de diciembre el gobierno de Antigua y Barbuda, liderado por el laborista pro-China Gaston Browner anunció que cancelaba la contratación de médicos cubanos. Todo el año 2025 las islas del Caribe Oriental que contratan personal de la salud al gobierno cubano han recibido presiones diplomáticas de Estados Unidos para que cancele este acuerdo. Bahamas -aunque no está en el Caribe Oriental- es de estos Estados insulares excolonias británicas que tenían dicho acuerdo con La Habana y fue el primer país en cancelarlo.
Sin embargo, lo que más llama la atención en el caso de Antigua y Barbuda es que su gobierno está plenamente alineado con Pekín, al punto de prácticamente cederle a China la isla Guinea. Pero, también es cierto, que Browne fue el primer en arremeter contra el izquierdista Movimiento Popular de Barbuda quien defendía la propiedad comunal de la tierra en la pequeña Barbuda. El MPB se enfrentaba a un famoso multimillonario estadounidense: el actor Robert De Niro quien pretendía comprar la casi totalidad de los terrenos de la diminuta Barbuda para construir hoteles exclusivos. Esto es necesario tenerlo en cuenta para comprender que la "coherencia política" del laborista Browne tiene un límite.
Por si fuera poco, Antigua y Barbuda está siendo sometida a una nueva medida de Estados Unidos. El pequeño Estado caribeño vende su ciudadanía. Por una inversión mínima de 250 mil dólares -o más- cualquier extranjero puede convertirse en ciudadano de Antigua y Barbuda, una modalidad llamada Ciudadanía por Inversión -más conocida por sus siglas en inglés, CBI, es decir, Citizenship By Investiment-. Vale decir que el pasaporte de Antigua y Barbuda está reconocido entre los mejores a nivel mundial y, por si fuera poco, se emite sin el rigor de los requisitos biométricos, lo cual facilita que personajes de pasado turbio tengan una "vida nueva" -además de que con la nueva ciudadanía pueden cambiarse el nombre-. Pues Estados Unidos, alegando que con la CBI y la deficiente técnica del pasaporte de Antigua y Barbuda han entrado a su territorio ciudadanos a quienes antes Washington les había negado la visa, pues estableció una gran limitación en el visado para este país.
Dicha resolución se ha aplicado con más fuerza a otros dos países que hasta el momento no han clausurado el contrato con el gobierno cubano y viven de la CBI: Dominica y Santa Lucía, ambos también gobernados por el laborismo. En el caso de Dominica, con Roosevelt Skerrit como primer ministro, ya viene recibiendo sanciones por parte de Reino Unido y advertencias de la Unión Europea por la falta de rigor con que otorgan la CBI. La semana que recién termina, a varios ciudadanos santalucenses, incluido un ministro, se les negó la visa a Estados Unidos y aunque rápidamente Skerrit envió a su canciller a Washington, no logró que Trump retire a Dominica de esta lista.
El gobierno de Skerrit está tan fuertemente vinculado a Cuba, Venezuela y China que las únicas tres embajadas que radican en este país son las de estos países. Cuando en el verano del 2023 Dominica presentó una grave crisis energética, provocando largos cortes de electricidad y en noviembre de 2022 sufrió una profunda escases de combustible para automóviles, Venezuela fue rápidamente a su rescate. Maduro necesita del reconocimiento de cualquier país de la región y Skerrit lo apoya. Además, el comportamiento de Skerrit es igual de fraudulento -o peor- que el de Maduro: en las elecciones de Dominica no es obligatorio presentar ningún documento de identidad, las listas de electores hace casi diez años que no se renuevan y el gobierno ha llamado a elecciones anticipadas cuando se percata que la oposición está débil. Al mismo tiempo, por algún motivo aún no revelado, en 2022 Skerrit viajó a Cuba de manera privada al menos diez veces, incluso algunas de ellas sin notificarlas a su entonces embajador, Walter Mathews. Vale señalar que Skerrit es señalado de corrupto y los 400 millones de dólares anuales que ingresa Dominica mediante la CBI no se traducen en beneficios para la población: a pesar de que el sistema de salud dominiqués depende fuertemente de la colaboración médica cubana, esta no es gratuita. Los dominiqueses pagan toda atención médica, el personal de la salud dominiqués que trabaja en el sector estatal tiene salarios paupérrimos y en el país hay un solo hospital.
En medio de todo esto aparece la amenaza de invasión yanqui a Venezuela y la flota estadounidense precisamente en el Caribe oriental. Cuando el portaviones yanqui Gerard Ford bordeaba las costas dominiquesas dirigiéndose hacia Venezuela se levantó en el país insular una gran polémica: ¿Qué haría Skerrit ante una posible invasión estadounidense a Venezuela? ¿Hasta dónde llevaría sus vínculos políticos y económicos con Venezuela? Recuérdese además que estos pequeños Estados caribeños forman parte de la zona de comercio ALBA-TCP tutelada por Venezuela.
Por si fuera poco, otro gran aliado de Cuba en el Caribe Oriental, el ahora exprimer ministro de San Vicente y las Granadinas Ralph Goncalves, perdió recientemente las elecciones; quien además era otro fuerte socio político de Skerrit. Con la derrota del laborismo en San Vicente y las Granadinas también corre peligro la colaboración médica cubana.
No se puede perder de vista que la prestación de servicios médicos cubanos es una de las principales fuentes de ingreso de La Habana y aunque por sí solo ninguno de estos países son los mayores contratistas, lo cierto es que la sumatoria de ellos representa una alta cifra. Ya perder en cuestión de meses a Bahamas y Antigua y Barbuda es un golpe considerable y, si las presiones siguen, Skerrit no dudará en diplomáticamente dejar de contratar el personal de la salud cubano. Es cierto que de hacerlo el sistema de salud dominiqués entraría en crisis, pero si Skerrit sigue siendo presionado por Estados Unidos respecto a la CBI, preferirá priorizar la principal "industria" del país antes que la salud de su pueblo. Además, los cañones de la armada estadounidense tan cercanos pesan mucho.
Como se puede ver quien termina sufriendo estas decisiones es la clase trabajadora. La clase trabajadora de los países del Caribe Oriental porque ahora verán desplomarse el ya precario sistema de salud y la clase trabajadora cubana porque cuando La Habana deje de recibir los altos ingresos de los servicios médicos, hará mayores recortes sociales. Browne, Skerrit y Díaz-Canel seguirán viviendo en sus mansiones, recibiendo la mejor atención de salud; mientras que los hospitales cubanos ahora tendrán menos subvenciones, hundiéndose aún más en las terribles condiciones en que ya se encuentran; en Dominica, muy probablemente los vecinos del alejado Castle Bruce pronto tendrán que ir hasta al hospital de Goodwill y, desde hoy, los barbudenses enfrentarán no solo a Gaston Browne y Robert De Niro, sino también las secuelas de no tener los médicos cubanos que iban hasta sus intricadas comunidades.
