La guerra en Ucrania y su dañina acción colateral

 Juan León Ferrera



En la invasión militar de Rusia al pueblo ucraniano, llamada por Putin Operación Militar Especial, pareciera que los tanques, cañones y misiles rusos, son capaces de distinguir al gobierno y al ejército fascista de Ucrania y seleccionar la destrucción y las muertes, separadas de una guerra que en su accionar destructivo impida la impunidad de la clase obrera y del pueblo de Ucrania.

Si una guerra de liberación Revolucionaria en defensa de los intereses del mundo del trabajo de los ucranianos tuviese un objetivo revolucionario de liberación nacional, las armas y los medios militares de defensa habría que entregárselos a los trabajadores y a las masas oprimidas del conjunto del pueblo ucraniano, para combatir al fascismo interior, cortarle los tentáculos opresores al imperialismo mundial y su OTAN que apoyan, al fascismo gobernante. Esa es la actitud revolucionaria de una guerra justa de liberación progresista nacional revolucionaria.

Esa guerra de invasión rusa a Ucrania es una guerra de la defensa de fronteras, de sus intereses de mercado y de materias primas ajenas. No es la guerra destinada para la emancipación parcial o total de un pueblo explotado y saqueado por el imperialismo de potencias mundiales que se las pintan de progresistas.

El mundo del trabajo y el pueblo explotado de Ucrania sienten la necesidad de expulsar de su territorio a los fascistas y a todo tipo de invasores que les impidan propiamente gobernar su destino histórico.

¡Y pensar que estas alturas del Siglo XXI todavía existan intelectuales, estadistas, politólogo, historiadores, profesionales universitarios que piensan, que la Operación Militar Especial rusa a Ucrania, está justificada! Su miopía política pequeño burguesa no les deja ver el horizonte de la nueva aurora del socialismo mundial bajo los conceptos y el prisma político del genuino marxismo revolucionario, junto a los maravillosos aportes de León Trotski y de sus seguidores militantes.

La guerra invasora de Rusia a Ucrania muestra el nuevo perfil de las nuevas potencias imperialistas. Independientemente de los daños de sangre de estructuras e infraestructuras materiales por ambas partes, se reflejan también en la recesión e inflación de la economía mundial.

Pero al mismo tiempo ha motivado por otra parte de espacios geográficos, una enorme alteración de la Naturaleza, en el clima y en las aguas potables de los ríos más importantes de Europa y parte de Asia Central, como me informaba el camarada Carlos Castellano desde Barcelona. Un fantasma recorre el mundo, el fantasma de la sequía. El  río Rin que nace en los Alpes, atraviesa Suiza y Alemania se ha convertido en innavegable, el río Lora de Francia se ha secado en varios tramos, en el Danubio aparecen barcos fascistas hundidos. En Italia, en el río Po se puede ver una gran bomba. El Támesis de Inglaterra se está secando, varios lagos de Serbia se secan. El llenado del agua europea está a niveles mínimos. Los científicos anuncian la peor sequía en 500 años.

Esta situación de guerras internacionales sigue alterando el curso activo de la naturaleza. Debido a la ambición de los imperios, por la competencia de un nuevo dominio del mercado mundial, las materias primas ajenas y la hegemonía de las colonias asalariadas, la tarea suprema de la vanguardia proletaria mundial está planteda.

Esta tarea es barrer de la faz de la tierra al sistema inquisitorial barbárico capital imperialista, desarrollando y armando ideológicamente a los proletarios, a las masas oprimidas del planeta hacia la aceleración de la revolución socialista mundial que será genuina por naturaleza de gobierno de inmensa mayoría del género humano.

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